Recientemente se conmemoró el Día de los Intereses Argentinos en el Mar, fecha instituida por medio de la Ley 25.860, en homenaje al nacimiento del almirante Segundo Rosa Storni.
Este marino, de origen tucumano, fue una figura trascendente en la visión geopolítica de nuestra nación.
Planteó que el país debía contar con bases navales, puertos de aguas profundas, flota mercante y otra pesquera, y astilleros para la fabricación de buques.
Ya a comienzos del siglo XX advirtió sobre las riquezas de nuestro mar y su relevancia para el desarrollo nacional, considerando el valor de los recursos marítimos y el papel del océano como vía comercial.
La fecha evocada ha sido propicia para profundizar la reflexión respecto de la magnitud de los espacios marítimos argentinos, que duplican el territorio emergido, y la importancia de la soberanía y de los derechos de soberanía que nuestro país posee sobre los mismos, que no siempre pueden ser controlados por la magnitud de la superficie a cubrir.
En la actualidad las reflexiones de Storni se sostienen con plena vigencia, considerando que 80% del comercio internacional se transporta por vía marítima y que, según datos de la ONU, más de tres mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para sobrevivir.
Desafortunadamente, la exploración y explotación de los inmensos recursos naturales del mar que nos corresponde, siguen siendo avasallados por cientos de barcos extranjeros que depredan el Mar Argentino en el Sur, y se llevan sin pagar un peso al Estado millones de kilos de productos de alto valor alimenticio, como el calamar y la merluza.
Se estima que estas embarcaciones pueden llegan a capturar 50 toneladas por noche.
No faltará quien no haya apreciado imágenes satelitales en las que muestran una “ciudad” de embarcaciones extranjeras operando ilegalmente en jurisdicción de nuestro país.
Es muy difícil para la Armada contrarrestar la acción de estas naves y sus tripulaciones que incurren en prácticas ilegales y desreguladas.
Realizan actividades en contravención de leyes nacionales, regionales e internacionales; no reportan ni informan sus actividades u operaciones y menos las capturas en alta mar.
El Estado nacional hace todo lo posible con el fin de proteger nuestros recursos para, así, utilizarlos sustentablemente. Todo ello teniendo siempre en miras el objetivo de profundizar el ejercicio efectivo de la soberanía sobre los espacios marítimos de la Argentina.
Entre las medidas mencionadas se destacan la vigilancia y el control de las aguas jurisdiccionales, las acciones para desalentar y poner fin a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, la investigación científica marina, con el papel de la Iniciativa Pampa Azul, la creación y adecuación del Sistema Nacional de Áreas Marítimas Protegidas.
Pensamos que las autoridades nacionales deberían insistir ante Uruguay para que no permita operar en sus puertos a parte de estas flotas piratas, ya que no pocas unidades bajan en la otra orilla del Río de la Plata la mercadería capturada, que después sus empresas exportan. También cargan combustible. Otras naves clandestinas regresan a sus puntos de partida, con su carga ilegal.
Recientemente arribó el cuarto patrullero oceánico de la Armada, fabricado en Francia, que se unirá a los patrullajes en nuestra plataforma continental y es de desear que se pueda ejercer un mejor control y defensa de los interesantes argentinos en el mar.