El autoritario presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sigue preparando el terreno para que en las próximas elecciones su permanencia en el poder no corra ningún riesgo. Por esa razón, como ya ocurrió en procesos anteriores en ese país, no sólo censura a sus opositores a través de todos los mecanismos con los que cuenta, pues ostenta el poder absoluto, sino que amenaza con la detención de dichos políticos, cumpliendo con otra modalidad instalada por el chavismo potenciado, que él encarna.
En los últimos días, seis opositores al régimen eligieron refugiarse en la residencia del embajador argentino en aquel país, donde aseguran sentirse seguros, protegidos, pese a que sospechosamente dicho edificio tuvo interrupciones en los servicios de electricidad y agua. La del alojamiento es una medida tomada por el presidente Javier Milei, valorada por los políticos opositores a Maduro y calificada de valiente por ellos mismos en virtud del actual contexto.
Recientemente el régimen de Caracas prohibió a aviones comerciales con matrícula argentina sobrevolar el territorio de Venezuela, en otra actitud desafiante e intimidatoria en virtud del cambio de rumbo político tomado por nuestro país desde el 10 de diciembre último.
En estos momentos, la Cancillería argentina estudia los mecanismos diplomáticos y legales posibles para permitir que dichas personas puedan salir de Venezuela y llegar a la Argentina para poder seguir desarrollándose una vida normal. Hay gestiones en tal sentido. Previamente, nuestro país había resuelto enviar a un grupo de gendarmes para que ofreciesen seguridad en la delegación diplomática en la capital venezolana, pero luego el Gobierno desistió de esa iniciativa para evitar agravar la tensión.
Para complicar más el cuadro institucional en el que vive Venezuela, el presidente Maduro logró que se avance hacia la aprobación de una ley “contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares”, promovido por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez. El Parlamento dominado por el Gobierno, le dará aprobación en breve.
Esta desagradable novedad abre un nuevo sendero para el control discrecional del régimen a opositores, críticos y periodistas, en una profundización de la censura imperante, que ha convertido en una farsa a todo proceso democrático y ha llevado a Venezuela a perder todo principio republicano.
La censura impuesta por la administración de Venezuela es de tal magnitud en esta oportunidad, que aliados regionales que tuvo hasta hace poco el régimen cayeron en desgracia por las críticas que efectuaron a la actual vehemencia contra los opositores en aquel país. En este caso las críticas fueron emitidas por el titular de la Asamblea Nacional (Parlamento), Jorge Rodríguez, contra el presidente de Brasil, Lula Da Silva, el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica y el primer mandatario de Colombia, Gustavo Petro. “No nos metemos en los asuntos de nadie. Métanse sus opiniones donde les quepan” fue el grosero mensaje del portavoz de Maduro a través de redes sociales.
Es indudable que el gobierno autoritario y dictatorial venezolano se encuentra cada vez más aislado en la región y sólo se sustenta en el respaldo que le garantizan Rusia, Irán y China, potencias internacionales que ejercen sobre el régimen de Caracas una notable influencia política, ideológica y hasta militar.
Durante el gobierno kirchnerista, la Argentina se sumaba a ese apoyo en lo ideológico, pero con el cambio de rumbo que significó el triunfo de Javier Milei se abre la oportunidad de una toma de distancia que acentuará el desprecio a una retrógrada impronta totalitaria enquistada en la América democrática.
