Se le requiere a los usuarios de calles y caminos, el cumplimiento de las reglas elementales de seguridad vial, como respetar las señales de tránsito, encender las luces bajas durante el día y usar los elementos de seguridad interior que tienen los rodados.
Las obligaciones se completan con la necesidad de exhibir el seguro contra terceros y tener realizada la revisión técnica obligatoria (RTO), aspectos que según todas las evidencias se mantendrán vigentes luego de haber surgido algunas incertidumbres sobre su validez tras la difusión del decreto de necesidad y urgencia (DNU) con respecto a normas de tránsito, dispuesto por el Ejecutivo nacional.
En las últimas horas se aclaró que esta documentación sigue siendo obligatoria y exigible, lo que sostenemos coopera para que haya más seguridad y orden en la circulación de automotores.
Pero, el fondo de este comentario no es comentar las normas que deben cumplir los conductores de vehículos en la vía pública ni la documentación exigible, sino señalar que como contrapartida el usuario espera calzadas en buen estado para circular, toda vez que siente que a él se le exige el cumplimiento de diversas disposiciones y no siempre encuentra una red vial en condiciones.
Lamentablemente Mendoza, con una tradición de buenas vías de comunicación en el pasado, se encuentra en la actualidad como muchas deficiencias en sus calles y rutas.
Es muy habitual en las calles del Gran Mendoza observar la presencia de calzadas con grietas, baches u otro tipo de deformaciones que incrementan el riesgo de sufrir un percance vial, bien por una pérdida de control del vehículo, o una mayor fatiga del conductor.
Desde esta columna se ha señalado los problemas de las vías de ingreso o salida de la ciudad capital, los accesos Este y Sur, frecuentes escenarios de accidentes de tránsito, tal vez en su mayoría por imprudencias en el manejo, es decir por el factor humano, pero sin descartar la incidencia que pueden tener los defectos de la carpeta de rodamiento.
Esto último se hace muy evidente en el Acceso Sur, especialmente en el largo tramo comprendido entre el distrito Perdriel y la calle Paso, con más determinación de daños entre el puente de la calle Azcuénaga (Luján de Cuyo) y la rotonda de calle Paso y ruta provincial 10 Emilio Civit. El pavimento tiene fracturas, hay baches y las banquinas están descalzadas en muchos metros de extensión.
También en este tramo se debiera agregar otro carril de circulación, especialmente entre las calles J.J. Paso y Aráoz. Allí hay tránsito colapsado, con mal nivel de servicio en ciertos horarios. Es solo un ejemplo, hay otros en diversos puntos de la red vial provincial y nacional.
Para colmo hay obras prometedoras que están en ejecución, pero a las que les falta aún un largo periodo de ejecución, como la ruta entre Palmira y Agrelo (Luján de Cuyo). Cuando esté habilitada descongestionará de camiones de gran porte el Acceso Sur. El restante trabajo muy esperado es la reconstrucción y remodelación de la ruta provincial 82, que conduce a Cacheuta.
Entonces, a las exigencias, normales y aceptadas que deben cumplir los usuarios, el Estado debe responder con óptimas calzadas de rodamiento y con adecuados sistemas de regularización del tránsito a través de la red semafórica.
Una situación que ahora está en deuda y que podría ser mejorada con trabajos progresivos de mejoramiento en un plan que podrían ejecutar el Gobierno provincial con los municipios por donde pasan esas vías de comunicación.