Hoy Los Andes celebra con orgullo su 139° aniversario. Una larga trayectoria que consolida a este medio como referente en materia comunicacional en la provincia y en la región, además de ser estandarte de la prensa independiente en la Argentina por su permanencia y calidad periodística.
Diario Los Andes creció y se consolidó en el tiempo con la premisa de rescatar y fortalecer la identidad del pueblo mendocino; entre sus integrantes se impuso siempre el afán de promover los proyectos y avances de los habitantes de este suelo y ser crítico de las desviaciones ocasionales en el derrotero de la provincia.
La defensa de los intereses y facultades de Mendoza, siempre al amparo de lo que marca la Constitución Nacional, formó parte de las premisas fundacionales de Los Andes y a través de los años fue el estandarte que mantuvieron en alto quienes se sucedieron en la conducción de la empresa.
Justamente, la audacia del fundador, el doctor Adolfo Calle, en línea con muchos personajes de su generación, permitió que este medio se constituyese en un valorado aporte al crecimiento de la provincia. En aquel lejano 1883 Mendoza se reponía a paso lento de la devastación que había producido el terremoto de marzo de 1861, a lo que hubo que sumar el acoso de las epidemias tan frecuentes en aquellos años, como la de cólera de 1867.
Fue en medio de esa desolación que los mendocinos emprendedores de fines del siglo 19 comenzaron a construir la gran provincia que es Mendoza, mérito que ostentó merecidamente a lo largo de muchas décadas. No sólo pudieron dejarse atrás los lamentables efectos de los mencionados trances dramáticos; los habitantes de entonces también comenzaron a ganarle con esfuerzo el desafío al desierto que nos cobijó y que siempre nos sigue exigiendo superación.
Cuando este medio nació nuestra provincia se preparaba para la llegada del agua corriente, de la electricidad y el ferrocarril, con todo el progreso que éste significaba en la vinculación entre ciudades y pueblos. Esa modernidad de aquella época sentó las bases para que la faz emprendedora innata de los mendocinos, con el aporte valiosísimo de los inmigrantes europeos, comenzara a gestar una provincia notablemente productiva.
Actualmente, Diario Los Andes se encuentra en un consolidado tiempo de transformación en lo que respecta a cambios de época en materia comunicacional. Esto conlleva un crecimiento como empresa, siempre con la premisa de entrar de lleno en el mundo digital para mantener y afianzar el vínculo con sus seguidores también en ese campo en permanente expansión.
En esta época la tecnología viene planteando un fuerte desafío a los medios. Eso exige tener que aferrarse a la calidad y a la búsqueda de la excelencia en materia informativa, de contenidos periodísticos. Sólo así se puede lograr un saludable equilibrio entre lo informativo y la demanda de espontaneidad que marcan los tiempos actuales.
En ese contexto, la profesionalidad periodística, en asocio con el desarrollo en el área tecnológica le permite hoy a este diario posicionarse como uno de los medios de referencia en cuanto a información actualizada, además de seguir siendo un ícono entre los periódicos nacionales impresos.
Es que día a día Los Andes renueva su compromiso editorial de generar y aportar contenidos periodísticos de calidad, como ya señalamos con el objetivo primordial de responder a las demandas y exigencias de las intensas audiencias de estos tiempos. Sin embargo, el compromiso con lo digital no cambia los preceptos del diario en cuanto a la objetividad de su contenido y la mirada puesta en el fortalecimiento de la provincia.
Por otra parte, este nuevo aniversario encuentra a Los Andes consustanciado con la calidad institucional que siempre caracterizó a Mendoza, además del compromiso de aportar a todo lo que pueda conducir a que la provincia vuelva a crecer conforme a su pasado reciente y a la demanda de sus habitantes. Al margen de la crítica situación del país, en la que inevitablemente se halla inmersa esta provincia, los mendocinos merecen vivir en un ámbito de crecimiento social y profesional, con una economía adaptada a las necesidades de un mundo integrado y muy demandante.
Aferrarse a los grandes adelantos en materia comunicacional es una obligación empresaria y un desafío en cuanto al respeto que hay que mantener por quienes son fieles seguidores del medio en sus soportes digitales e impreso.
Pero lo que jamás se resignará es el apego a sus principios fundacionales, expresados en la Argentina de hoy en el respeto a la institucionalidad, la vigencia de las libertades públicas, los principios republicanos sintetizados en la libertad de opinión y de prensa, la división de poderes, la periodicidad en el ejercicio de la función pública y el normal funcionamiento del Estado al servicio de las necesidades de la gente. En este aspecto hay que remarcar el fomento a las actividades educativas, base de sustentación de toda sociedad que se considere digna.
La inestabilidad política, y por ende institucional, que caracterizó al siglo 20 en nuestro país obligó a Los Andes a mantener su equilibrio informativo y distancia de los poderes de turno en medio de un clima generalmente hostil, amenazante. De ahí el afán de contribuir en los tiempos que corren con el fortalecimiento de los preceptos republicanos.
En un foro internacional reciente, el Congreso Mundial de Editores de Noticias, celebrado en Zaragoza, nada menos que el rey de España, Felipe VI, deslumbró al auditorio sosteniendo una firme defensa de la tarea periodística como garantía de la vida democrática. Importantísima mirada de un jerarca mundial en un mundo cada vez más amenazado por una creciente actividad bélica y autoritarismos de distinta índole, pero con similares efectos nocivos para los países en lo que se rigen.
Bien se dice con reiteración que una buena parte de la historia de Mendoza fue escrita día a día a través de este medio. Ayer, en sus páginas impresas, hoy, además, en su creciente y reconocida plataforma digital.
Para el final, una oportuna reflexión de uno de los últimos directores periodísticos de este diario. Los Andes comparte el tesoro de sus recuerdos con sus lectores porque es, al fin y al cabo, la obra mancomunada de este pueblo y sus periodistas.
