Resulta auspicioso que la Dirección General de Escuelas se encuentre llevando a cabo la segunda instancia del Censo de Fluidez Lectora del corriente año entre alumnos de primaria y secundaria de la provincia.
Según lo informado últimamente por el gobierno escolar, en este caso la prueba se aplica a la totalidad de los alumnos de colegios mendocinos, desde segundo grado hasta el último año del nivel secundario, totalizando a unos 330.000 estudiantes.
Nos encontramos ante la segunda de tres instancias para poder determinar si quienes cursan en los establecimientos locales van obteniendo la capacidad lectora que se necesita para fortalecer sus conocimientos.
Debe recordarse que en la primera parte de este año ya se observó entre las autoridades educativas provinciales una sensible mejora en lectura por parte de estudiantes de primaria y del primer año de la secundaria, siempre en el marco del censo sobre lectura que lleva a cabo la Provincia.
En esa oportunidad las autoridades educativas provinciales dijeron que el avance, además de importante, resultaba reconfortante, puesto que previo a aquella primera instancia evaluativa preocupaba muchísimo un dato palpable y muy alarmante: un elevado número de chicos finalizaba el tránsito por el nivel primario con notables deficiencias, incluso ingresando a la secundaria prácticamente sin saber leer.
En este tipo de pruebas, en el seguimiento de la evolución de los alumnos se utiliza el Sistema de Gestión Educativa Mendoza, que entre otros beneficios permite determinar en qué establecimientos escolares del territorio provincial se observa una trayectoria escolar baja por parte de los educandos.
Como ya señalamos en oportunidades anteriores, independientemente del esmero de las autoridades educativas locales por mejorar el nivel de los estudiantes es fundamental que el alumno vaya adquiriendo fluidez lectora desde la niñez, en la primaria, de modo de poder de poder apuntalar el hábito en sus años de enseñanza secundaria, que es cuando, en condiciones normales de estudio, se fortalece el interés por el conocimiento amplio y se va perfilando el futuro intelectual y laboral de la persona.
Se considera que el nivel de conocimiento que permite la lectura realmente es fundamental en el itinerario estudiantil de cada alumno. Es como la puerta de acceso al mundo del discernimiento mediante la interpretación y el razonamiento de las enseñanzas que deja cada texto.
En ese sentido, también es válido reiterar que la Unesco señala que “los libros y el acto de leer constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento”, además de la superación individual y colectiva de los seres humanos. Y apunta dicha organización internacional que saber leer, como también escribir, obviamente, “constituye una capacidad necesaria en sí misma y es la base de otras aptitudes vitales”.
Es por ello que esas premisas son las que deben regir en los planes de enseñanza que se implementan desde el Estado y que, como en el caso que nos ocupa, son objeto de una importante evaluación a través del seguimiento de la evolución del alumnado.