En la madrugada del 2 de abril de 1982, fuerzas militares argentinas desembarcaron en Malvinas y comenzaron una guerra para recuperar las islas. El conflicto bélico duró 74 días y dejó una profunda herida en la sociedad argentina. En el enfrentamiento murieron 649 soldados, la mayoría conscriptos, y otros 1.200 resultaron heridos.
Cuarenta años después de ese histórico suceso, el reclamo sobre Malvinas demanda una comprensión profunda, más allá del sentimiento de saber que el archipiélago austral nos pertenece legítimamente.
El pequeño prólogo esbozado tiene que ver con una iniciativa del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), que propició que científicos de la institución hayan abordado la cuestión Malvinas desde lo jurídico, lo histórico, lo social, lo biológico.
“La ciencia –explica un comunicado de la entidad insignia del conocimiento y la investigación- estudia esos y muchos otros aspectos porque explorar y conocer nuestros recursos naturales es fundamental para protegerlos; y comprender los procesos históricos y sociales es clave para lograr una sociedad más justa. La tarea incluye recuperar la memoria sobre la guerra, comprender las implicancias del conflicto bélico en toda su complejidad, reivindicar la lucha de quienes dieron su vida por la causa. Hacer ciencia por Malvinas es ejercer soberanía sobre nuestro territorio”.
Por eso, y hasta el 14 de junio, se están dando a conocer una serie de estudios que permiten mirar las Malvinas desde el prisma de la ciencia.
Una de esas líneas de estudio la realizó María Pilar Llorens, especialista en Derecho Internacional e investigadora del Conicet del Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, que analizó las vinculaciones jurídicas y estratégicas no solo en la Cuestión Malvinas sino también en el reclamo argentino sobre una fracción de la Antártida. Su nota ya fue publicada por Los Andes el pasado 11 de mayo bajo el título, “Las Malvinas son argentinas por derecho propio”.
Otro trabajo es de Flavio Quintana, biólogo del Conicet en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (Ibiomar), quien explicó por qué el comportamiento de los animales marinos es clave para entender la soberanía de Argentina sobre Malvinas.
El hundimiento del crucero ARA General Belgrano fue abordado por los estudios del campo de la antropología de la muerte, realizados por Laura Marina Panizzo, investigadora del Conicet en la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios (Idaes, Unsam). Indagó cómo enfrentaron el luto y el duelo los parientes de los caídos del barco argentino, hundido por los ingleses el 2 de mayo de 1982.
Otra forma de ver la realidad suscitaba por la guerra fueron los festivales de solidaridad realizados, un punto que indagó Sebastián Carassai, del Centro de Historia Intelectual de la Universidad Nacional de Quilmes, al analizar las producciones culturales, en este caso particular la música, para poder entender cómo nos apropiamos de la temática Malvinas a lo largo de la historia.
¿Cómo fueron los encuentros entre excombatientes argentinos y británicos? Para responder esa pregunta, la antropóloga e investigadora del Conicet, Rosana Guber, buceó en las relaciones humanas de la posguerra.
Daniel Chao, del Instituto de Investigaciones Geohistóricas del CCT Nordeste, hincó la lupa en el papel del Estado en la asistencia a los veteranos de Malvinas.
Para terminar este recorrido, Martín Sarraceno, del Conicet en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA, CONICET-UBA), puso el acento en la corriente oceanográfica de Malvinas, con notorias repercusiones sobre los ecosistemas patagónicos y la actividad pesquera.
