Las Islas Malvinas y una nueva ofensiva británica

El ministro de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, anunció una visita a las Islas Malvinas, como muestra de apoyo a la autodeterminación del pueblo que ilegalmente habita el territorio. La Argentina critica esa acción y reclama, como siempre, la habilitación del diálogo con vistas a recobrar la posesión de las islas a favor de nuestro país.

Las Islas Malvinas y una nueva ofensiva británica
Las impactantes imágenes de las Islas Malvinas desde el espacio captadas por un astronauta ruso.

En apoyo a la “autodeterminación” de los habitantes que ocupan nuestras Islas Malvinas, el canciller británico, James Claverly, anunció que en los próximos días llegará a los usurpados territorios del Atlántico Sur.

De concretarse, esta visita será la primera de un ministro del gabinete británico a las islas desde 2016.

Nuestro país debe considerar a la actitud del Reino Unido con una nueva provocación británica, pero, aunque el Gobierno nacional presente una protesta diplomática, la situación del conflicto no ofrecerá ningún cambio en lo que concierne a favor de la histórica reivindicación argentina sobre ese enclave marítimo.

El ministro británico confirmará con esta visita, la firme intención de convalidar el apoyo de su gobierno a la “autodeterminación” de los habitantes del territorio argentino usurpado por Gran Bretaña, en 1833.

El anuncio tuvo lugar durante una recepción en la conferencia del Partido Conservador, según informaron los medios británicos. “Con las elecciones (argentinas) acercándose, notarán intentos de demostraciones de fuerza en relación con el pueblo de las Malvinas”, advirtió Cleverly y reafirmó su “creencia en el derecho de los pueblos a la autodeterminación. El pueblo de las islas ha sido claro y requiere de un gobierno conservador para garantizar su seguridad, no sólo aquí, sino a nivel global”, remarcó.

“Mi labor es reiterar que sólo un gobierno conservador garantizará los intereses de aquellos que dependen del liderazgo británico, como el valiente pueblo de Ucrania enfrentando la agresión rusa”, agregó el ministro de Relaciones Exteriores inglés.

Al funcionario británico y al resto del gobierno le importa poco y nada que la Unión Europea, en un acuerdo con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), mencionara ya hace tiempo a las Islas Malvinas como un “territorio en disputa” y ya no como un “territorio de ultramar europeo”.

El Gobierno nacional considera como una “provocación innecesaria” la anunciada visita, según expresión del secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, el mendocino Guillermo Carmona: “El canciller británico anunció que visitará las Malvinas, es decir a la Argentina. Como es habitual, cuando a los conservadores británicos se les aproximan elecciones se les da por exhibir el anacrónico y decadente imperialismo colonial”.

La monarquía constitucional británica sostiene de manera terminante que el derecho de libre determinación de los pueblos (en este caso los kelpers), más conocido como derecho de autodeterminación, es la posibilidad de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de equidad.

Para la Argentina, que sostiene la reivindicación de las islas como política de Estado, la postura sajona es incompatible con la realidad y resulta agraviante para los combatientes de la guerra del Atlántico Sur y para los familiares de los caídos en la contienda.

Nuestro país seguirá sosteniendo que la población que habita las islas fue implantada y no es originaria del suelo usurpado, lo cual no implica no tener en cuenta el estilo de vida de los isleños, pero de ninguna manera hay que sostener los intereses de esos pobladores por encima de nuestra soberanía. Sí podemos interpretar sus deseos y estilo de vida, y permitir que se adecuen al consenso básico al momento de recuperar la posesión de las islas a favor de nuestro país, como es manda histórica y representación de la ley nacional ajustada al derecho internacional.

El Reino Unido no lo va a hacer, por supuesto, pero en vistas de la interpretación generalizada de que se trata de un caso de disputa por la posesión de un lugar, la nación europea debería retomar, más pronto que tarde, las negociaciones por la soberanía de las Malvinas.

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