La suba de medicamentos es un tema que preocupa

En los primeros cinco meses del año, los productos farmacéuticos ya aumentaron, en promedio, el 33,7%; y si se observa el incremento interanual, ya están en el 100,1%. Hablamos de un promedio porque hay categorías que aumentaron más todavía.

La suba de medicamentos es un tema que preocupa

El aumento de los medicamentos en los últimos tres meses demuestra no sólo que la inflación sigue alta, sino también que las políticas oficiales de control de precios, además de ser contraproducentes, generan una inflación reprimida que, en algún momento, termina por emerger e impactar en el sistema.

El acuerdo entre el Gobierno nacional y la industria farmacéutica, que establecía que los precios no podían aumentar más que la inflación, venció el 31 de marzo.

Desde entonces, el valor de los medicamentos se aceleró por encima de la inflación, para compensar las pérdidas de los meses anteriores.

Así, lo que no se pudo aumentar antes se aumenta ahora.

Luego, la inflación que no se produjo en los meses previos vendrá ahora.

En los primeros cinco meses del año, los productos farmacéuticos ya aumentaron, en promedio, el 33,7%; y si se observa el incremento interanual, ya están en el 100,1%.

Hablamos de un promedio porque hay categorías que aumentaron más todavía.

Por ejemplo, en el pasado mes de mayo los tratamientos contra infecciones respiratorias subieron 10,6% –y estamos en la época de los brotes de bronquiolitis en menores de 5 años–; los medicamentos orientados al sistema inmune, como vacunas y los que combaten alergias, tuvieron un incremento del 10,5%, y los productos cardiovasculares rondaron el 10,3%.

Otro dato para tener presente es que los aumentos para los jubilados son menores porque el Pami tiene convenios para que los precios sean diferentes en el vademécum.

Pero mientras los precios de lista sigan a la par de la inflación, o incluso la superen, los descuentos deberían ser significativos para que los jubilados se vean afectados especialmente: hace años que los aumentos periódicos de las pensiones y las jubilaciones se ubican por debajo de la inflación mensual, además de llegar con meses de retraso.

Sabemos que la inflación es mala. No hay excusas.

Ahora debiéramos entender que los controles de precios no son un buen instrumento de política antiinflacionaria: generan un efecto momentáneamente positivo –un mes o dos–, pero luego se revierte la tendencia. Son un mero espejismo.

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