Se ha inaugurado un nuevo pavimento en el circuito que une San Martín, Rivadavia y Junín, con beneficio directo a un sector principalmente productivo.
Estos trabajos fueron bien recepcionados por quienes recorren la zona en forma permanente y por los ocasionales visitantes en calidad de turistas.
En cambio, siguen en espera los usuarios de la ruta provincial 14, que tiene un recorrido de 22 kilómetros con orientación noroeste desde su inicio en el distrito Rodríguez Peña (Junín) hasta su finalización en Lunlunta (Maipú), a la altura del puente sobre el río Mendoza.
El cuadro de situación de esta ruta –muy dañada en la mayor parte de su extensión- ha variado un poco, pero aún mantiene en vilo a los vecinos que viven en esa parte del distrito Barrancas y a los industriales con empresas en la zona.
Dependiendo del maltrecho camino hay por lo menos diez bodegas de importancia, cuatro establecimientos educacionales (Antonio Berutti, Pascual Toso, Juan Bautista Silva y Valle de las Barrancas), un centro de salud, otras firmas y por lo menos dos barrios.
Circular por la 14 para llegar a esos destinos ha sido una penuria permanente en los últimos años.
Los particulares han sufrido roturas en sus vehículos y motos ante la cantidad de baches existentes y lo mismo les ha ocurrido a las unidades de las compañías que hacen el servicio de transporte de pasajeros.
Se ha mencionado inclusive que camiones que transportan el vino envasado de los establecimientos del lugar soportan el destrozo de botellas por las vibraciones ocasionadas por la rota calzada.
Al principio de esta columna indicamos que hay mejoras en marcha.
Vialidad provincial ha iniciado la colocación de nueva carpeta asfáltica desde el puente ubicado sobre el arroyo Claro hasta la intersección con la ruta 61 (paraje El Jume).
En cambio, no comenzó aún la reconstrucción del camino en uno de los segmentos más degradados, esto es, en unos seis kilómetros que se extienden desde el puente sobre el río Mendoza hasta la intersección con calle Nueva, punto por donde cruza la variante Palmira-Agrelo (conexión de las rutas nacionales 7 y 40).
Debajo del puente allí emplazado se mejoró también el asfalto, pero el clamor general es la puesta en marcha de la última licitación, que se abrió en marzo pasado.
Ahora bien, para arreglar todo el camino falta mucho. Pero, cuando los pavimentos estén ejecutados, si alguna vez se completa todo el tramo de 22 km, la gran preocupación de la zona es saber si la nueva base de rodamiento tendrá la suficiente resistencia para soportar el intenso tráfico pesado que circula por allí.
Aparte de las firmas mencionadas, también hay en ese sector de Barrancas ripieras que proveen materiales para la construcción y campos de explotación petrolera.
Habría que ver, como lo hemos expresado en otro editorial, si se pudieran armonizar determinadas condiciones que impliquen que los vehículos de las plataformas de extracción de petróleo y las bateas que sacan arena y ripio, adecuen pesos y medidas a las exigencias viales en vigencia y de esa manera se evite que en poco tiempo vuelva a destruirse la carpeta asfáltica, como ha ocurrido desde 2018 a la fecha.