Con la pretensión de promover el acceso y la participación plena de las mujeres en la ciencia y la tecnología, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), declaró en 2015 al 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Por otro lado, en aproximadamente tres semanas se celebrará el Día de la Mujer, que conmemora la perseverancia femenina por su participación en la sociedad, en pie de igualdad con el hombre.
Estos aspectos y la proyección de las mujeres en el sistema científico, fueron tenidos en cuenta en una reciente reunión de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo)y en el seno del Concejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
En el ámbito local, y en concordancia con los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, decanas y vicedecanas de las distintas facultades de la UNCuyo se reunieron junto con la rectora, Esther Sánchez y la secretaria de Investigación, María Teresa Damiani, con el objetivo de analizar y explorar el papel de la mujer y la ciencia en el ámbito de la casa de altos estudios.
Se consideraron las diversas realidades de las científicas según su campo del saber para repensar y recrear alternativas o soluciones.
Una de las cuestiones debatidas estuvo referida al hecho de que las mujeres enfrentan mayores obstáculos que sus pares varones para insertarse en el mercado de trabajo y ocupar puestos de decisión.
Esto se acentúa en el campo de las carreras de la línea STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), donde los indicadores no siempre son favorables en favor del cupo femenino.
A pesar de estos escollos, numerosas representantes del quehacer científico del ámbito provincial han logrado plasmar proyectos e investigaciones que han mejorado notablemente la calidad de vida de los mendocinos.
Además, hay una iniciativa en curso que propone ayudar con un incentivo económico a aquellas investigadoras de la UNCuyo cuyos posgrados se han visto postergados. Su particularidad es que se tratará de una acción de sinergia entre mujeres, ya que sólo podrán acceder a ella aquellas doctorandas cuyo trabajo sea dirigido por mujeres.
Hay, además, un compromiso de la rectora Esther Sánchez, de seguir trabajando no para pedir permiso sino para cambiar las desigualdades. “Nos falta mucho, pero estamos en el camino correcto. Este programa es el primer puntapié para muchas políticas de género dentro de la Universidad”, sostuvo la funcionaria.
En cuanto a la iniciativa del Conicet, comentada al principio, la institución insignia del saber científico reunió a tres investigadoras que contaron sus experiencias, reflexionaron acerca de los desafíos pendientes y compartieron consejos para quienes se inician en la producción de conocimiento.
Se trata tres investigadoras del Conicet que se desempeñan en provincias del nordeste argentino: Nélida Peruchena, directora del Instituto de Química Básica y Aplicada del Nordeste Argentino, Corrientes; Brígida Renoldi, titular del Instituto de Estudios Sociales y Humanos (Iesyh, Conicet–UNaM), de Misiones, y Nora Okulik, al frene del Instituto de Investigaciones en Proceso Tecnológicos Avanzados, de Chaco.
Las científicas coincidieron en que una de las primeras dificultades que enfrentan las jóvenes interesadas en la ciencia que residen fuera de los grandes centros urbanos es el acceso a la formación de posgrado. Aunque hoy hay más alternativas, hace algunos años no existía la posibilidad de cursar carreras de maestría y doctorado en el interior del país, aspecto que afortunadamente se ha ido corrigiendo.