Un mejor acceso al agua es una prioridad planteada desde hace mucho tiempo, tendiente a brindar posibilidades de vida más digna a las familias que ocupan barrios populares. La situación de falta del líquido o defectuosa provisión para bebida, la preparación de alimentos y la higiene de las personas, es una cuestión que debe ser superada y alcanzada en los asentamientos donde residen grupos de la población de bajos recursos.
Ni qué hablar de la carencia de redes de líquidos cloacales con derramen a plantas de tratamiento que padece un, todavía grande, universo de población.
Es desalentador que esto todavía esté ocurriendo en una provincia que tiene condiciones para ser una de las más pujantes del interior del país.
Esta problemática del recurso hídrico que se ingiere y de los servicios sanitarios por red, se mantiene como cuenta pendiente y objetivo a alcanzar en el territorio mendocino.
Como se ha fijado en las bases de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, es perentorio garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos los habitantes.
“El agua -sostiene la ONU- está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía, la producción de alimentos, los ecosistemas y la supervivencia de los seres humanos. Es, además, una cuestión de derechos. A medida que crece la población mundial se genera una necesidad creciente de conciliar la competencia entre las demandas comerciales de los recursos hídricos para que las comunidades tengan lo suficiente para satisfacer sus necesidades”.
Asimismo, debe destacarse que las mujeres y las niñas deben tener acceso a instalaciones de saneamiento limpias que respeten su privacidad para cuidar de sus ciclos menstruales y para que tengan una maternidad digna y segura.
El desarrollo del ser humano requiere que el agua y los sistemas de saneamiento tengan prestación por separado. Ambos son vitales para reducir el número de enfermedades y para mejorar la salud, la educación y la productividad económica de las poblaciones.
Como hemos señalado, hay en la realidad provincial muchas barriadas donde el abastecimiento de agua se hace por una o más canillas comunitarias, lo cual se traduce en manifiestas dificultades de abastecimiento y de salubridad.
En temporadas como la actual, el tórrido verano mendocino impone un esfuerzo extra a las personas carenciadas, y esas limitaciones se traducen en una dura condición de vida, que acarrea riesgos de enfermedades gastrointestinales, especialmente entre los integrantes infantiles de esas comunidades
En tal sentido, no solo la provisión de líquido por red es una aspiración a satisfacer en forma perentoria, sino también los servicios cloacales. Es una cuestión básica de saneamiento.
La falta de redes y cámaras de tratamiento de los servicios cloacales, en algunos puntos del país fue subsanada, aunque sea parcialmente, con la instalación de biodigestores.
Es un sistema de tratamiento de efluentes cloacales que puede ser usado en viviendas unifamiliares, en zonas urbanas, suburbanas, rurales, sin conexión a las cañerías y de ese modo pueden resolver la descarga cloacal dentro de los lotes. Es un recurso eficiente y útil, según sus mentores, que no contamina y que puede ser una salida hasta la instalación del equipamiento de saneamiento definitivo.