La falta de dólares no se soluciona con promesas

El “plan aguantar” sin devaluar del Gobierno nacional, por temor a un elevado costo electoral, genera enormes distorsiones en el comercio y en la producción, junto a una pesada herencia para la futura gestión.

La falta de dólares no se soluciona con promesas
La compra de dólares no para de crecer en Argentina. (La Voz)

El presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, concluyeron sendas giras por Brasil y China con anuncios de inversiones cuyos desembolsos no serán inmediatos. Por lo tanto, no habrá solución en el corto plazo a la falta de dólares en el Banco Central, lo que mantiene la incertidumbre sobre el desenlace de la crisis económica.

El primer mandatario logró señales de que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (Bndes) dispondrá de mil millones de dólares para ampliar el “gasoducto Néstor Kirchner”, que transportaría gas natural desde Vaca Muerta hasta la frontera con el vecino país.

Massa, a su vez, obtuvo el compromiso de las empresas constructoras de dos represas en la provincia de Santa Cruz de realizar un desembolso también de mil millones de dólares para continuar las obras.

Ambos anuncios no prevén un desembolso inmediato, por lo que la escasez de divisas seguirá siendo una urgencia sin resolver por parte de las autoridades nacionales.

La única ventanilla disponible sigue siendo la del FMI, organismo al que Massa solicitará este mes (junio) un adelanto de 10.200 millones de dólares, desembolso previsto recién para el segundo semestre.

El Fondo exige reformas para recortar el gasto público, además de que algunos de los miembros del comité ejecutivo son renuentes a que se usen esos recursos para atender la demanda doméstica de dólares sin una devaluación.

El kirchnerismo –inspirado en el discurso de Cristina Kirchner del 25 de Mayo– exige replantear el acuerdo, pero aun así las exiguas reservas del Banco Central impedirían atender los pagos de este año.

Los vencimientos entre este mes de junio y diciembre con el FMI y otros organismos ascienden a 13.458 millones de dólares, según datos oficiales.

El Gobierno nacional sigue ampliando el cepo para el acceso al mercado único de cambios (MUC) de importadores e, incluso, de exportadores, que necesitan insumos clave para el ensamble de sus productos.

Las medidas apuntan a postergar los pagos a la próxima gestión, algo como un “paga Dios”, lo que genera una herencia más complicada que la que el kirchnerismo dejó a la administración de Mauricio Macri en 2015.

La última traba alcanza a las firmas automotrices, que deberán esperar 195 días para abonar la importación de los vehículos más demandados en el mercado.

El “plan aguantar” sin devaluar del Gobierno nacional, por temor a un elevado costo electoral, genera enormes distorsiones en el comercio y en la producción, junto a una pesada herencia para la futura gestión.

Los anuncios realizados por Alberto Fernández y Massa suponen compromisos políticos con Brasil y con China, que desandan el histórico camino de la diplomacia argentina de defensa de la democracia y de los derechos humanos.

El descrédito del Gobierno y los despropósitos en materia económica son alternativas para que la oposición presente un plan de crecimiento, si puede dejar de lado la interminable interna partidaria.

En caso contrario, a la Argentina sólo le espera una profundización de la actual decadencia.

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