La estabilidad económica requiere de un plan global

Pareciera no haber salida. La única alternativa posible es una señal política fuerte que impacte en los mercados. Ya lo hemos advertido: Gobierno y oposición deben acordar cuanto antes un plan global de estabilización macroeconómica.

La estabilidad económica requiere de un plan global
Argentina. Desnudos contra la inflación, la obra de la fotógrafa Irina Werning.

El Ministerio de Economía de la Nación realizó un nuevo canje de bonos de la deuda en pesos.

El equipo de Sergio Massa calificó el resultado como satisfactorio por la adhesión del 67 por ciento de los tenedores.

Así, de los casi 4 billones de pesos que vencían en el primer trimestre, solo habrá que abonar 1,4 billones. Pero la agencia internacional Standar & Poor’s (S&P) evaluó negativamente la operación por considerar que significó un “default selectivo”.

¿Por qué tamaña diferencia entre ambas visiones?

Porque las autoridades respiran aliviadas cuando patean un problema para adelante y los analistas subrayan que no se soluciona la cuestión de fondo.

Nuestro país debe enfrentar este año vencimientos de deuda local por unos 12 billones de pesos. ¿La puede pagar? No. Entonces, es necesario canjear el bono que vence por uno nuevo. Pero la desconfianza del mercado opera en contra de ese objetivo.

Los desequilibrios macroeconómicos, la debilidad del Gobierno, las internas del oficialismo y de la oposición, y unas elecciones demasiado cercanas sin que ninguna de las dos coaliciones principales cuente con un candidato natural e indiscutido más un programa económico claro, son las razones principales por las cuales quienes tienen títulos de la deuda en pesos sólo aceptan canjearlos por un corto plazo y un alto rendimiento.

No son muchos los tenedores que aceptaron el canje. Aproximadamente la mitad de estos títulos está en manos del sector público.

Por lo tanto, la semana pasada apenas participó un tercio de los tenedores privados.

La lectura oficial fue positiva porque esa proporción superó la del canje anterior.

Pero los analistas miran que la clave para que esos pocos privados aceptasen la refinanciación es un bono dual que asegura un ajuste por inflación o por la variación del dólar oficial, la opción que más beneficios les represente a la fecha de cobro.

Y encima son bonos a muy corto plazo: vencen entre abril y junio.

El tiempo es un obstáculo en sí mismo: desplazar la deuda que vencía en los tres primeros meses del año al segundo trimestre no es muy meritorio. Todos los meses vence cerca de un billón de pesos, promedio. El canje baja la cifra de los primeros meses a costa de subirla en los siguientes. A medida que se acerquen las elecciones, ¿la probabilidad de pago bajará o crecerá?

La cantidad es el otro obstáculo: los bonos duales emitidos ya superan, medidos en dólares, los 30.000 millones. Una devaluación agravaría la situación. Pero el atraso cambiario imposibilita el ingreso de dólares, y ese faltante frena la economía. Ahora, para pagar los bonos hay que emitir. Y la emisión acelera la inflación. Entonces, hay que pagar lo menos posible: eso representa, para S&P, un default selectivo que, en el mediano plazo, podría profundizarse.

Pareciera no haber salida. La única alternativa posible es una señal política fuerte que impacte en los mercados. Ya lo hemos advertido: Gobierno y oposición deben acordar cuanto antes un plan global de estabilización macroeconómica.

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