La crisis económica afecta también la salud mental

Son cada vez más los informes científicos que hablan del incremento de los casos de ansiedad atribuidos a la crisis social y económica, con la inclinación a la automedicación.

Las reacciones de los seres humanos frente a las adversidades tienen casi siempre consecuencias dañosas para el organismo. Se pueden presentar distintas patologías; entre ellas, las relacionadas con la salud mental. Es entonces cuando muchos acuden a la peor receta: la automedicación con psicofármacos que requieren prescripción y seguimiento médico.

Pero vayamos a la razón por la cual en la mayoría de los casos se generan cuadros de estrés, de angustia, de ansiedad y de estados depresivos profundos que impactan en la capacidad de relacionarse, entre otros de no menor gravedad. Habrá que enumerar, en ese sentido, que la acuciante crisis económica y social que arrastramos los argentinos desde hace años es motivo para quedar expuestos a un eventual desorden mental.

Una inflación que licua los salarios en cuestión de días a quienes tienen la “suerte” de contar con un trabajo estable; estadísticas oficiales que certifican que la mitad de la población argentina cayó al abismo de la pobreza o de la indigencia; familias cuyos ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas, como la alimentación, y un panorama político desbordante de escepticismo.

Es, en detalle, un cóctel más que suficiente para entender los males que nos aquejan y que a menudo desestabilizan emocionalmente. A ello hay que agregar que la mayoría de los argentinos carga todavía con la recaída mental producto de la pandemia.

Son cada vez más los informes científicos que hablan del incremento de los casos de ansiedad atribuidos a la crisis social y económica, con la inclinación a la automedicación.

Los especialistas alertan, asimismo, que la demanda en salud mental se observa en pacientes de edades más tempranas. Las dificultades económicas y la ausencia de una perspectiva clara sobre el futuro inmediato ensombrecen aún más el panorama. Personas con miedo, con preocupación y con angustia son los rasgos distintivos que describen las especialistas en esta problemática, de la que el Estado en su conjunto no puede estar ausente.

Al respecto, la asistencia pública debe operar a tiempo completo en bien de brindar atención al público con sintomatología mental que no cuenta con los recursos para pagar una consulta privada de características psicológicas o psiquiátricas. Y echar mano a psicofármacos sin prescripción no es recomendable.

Los poderes gobernantes y de la política se tendrán que hacer cargo del derrumbe, pero la hora llama a actuar antes de que otra crisis lacerante como la que padecen millones de argentinos nos ponga ante un contexto de indubitable resonancia sanitaria. “Hay consultas por automedicación y por consumo de diversas sustancias. Lo más común es el alcohol en personas que sufren insomnio”, dice una experta. La salud mental es hija de la crisis, aunque los políticos se cruzan culpas y descalificaciones que no contribuyen a la solución de este nuevo fenómeno.

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