La creación de empleo estatal empeora la economía

El único lugar seguro en la tormenta argentina está bajo el paraguas del Estado, porque afuera unos pocos millones de trabajadores luchan por no ingresar a la categoría de precarizados.

La creación de empleo estatal empeora la economía
Sergio Massa, Ministro de Economía de Argentina

Las próximas mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dirán que el empleo registrado en Argentina ha crecido, lo que no deja de ser una buena noticia. Claro que nadie debería arruinar la fiesta preguntando dónde y cómo se ha dado dicho crecimiento, habida cuenta de que somos, como se sabe, un país de demiurgos acostumbrados a hacerles decir a los datos estadísticos lo que sea. De buen grado o por la fuerza.

Milagrosamente, dichos registros mostrarán tal evolución sin que ello coincida con una mayor expansión económica ni un alentador crecimiento del producto interno bruto (PIB). Ya se sabe: mientras otros países hacen crecer el empleo aplicando la receta clásica de producir más, nosotros optamos por un método más creativo y le exigimos al Estado que solucione lo que la estadística no da. En otras palabras: lo que la realidad no da, el Estado lo inventa.

Más allá de toda posible ironía, lo cierto es que esa clase de creatividad acaba de manifestarse una vez más. Tal como lo consigna el Boletín Oficial de la Nación, por decisión administrativa número 1.086, se incorporaron a la planta permanente del Estado otros 11.172 empleados, lo que pone en evidencia que un Estado presente debe hacer lo que la economía no soluciona: crear empleo registrado allí donde este no existe.

Lo paradójico del caso es que dichos nuevos empleados ya estaban en distintas nóminas en el rubro de contratados, por lo que su pase a planta mejorará los números de empleo registrado a la vez que disminuirá las cifras de trabajo precario. Dos pájaros de un tiro, se diría.

Un dato quizá irrelevante y hasta indigno de ser mencionado es que hace unos meses, y como consecuencia de la asunción del nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, se había resuelto suspender el ingreso de nuevos empleados a la administración nacional, como un recurso de necesaria austeridad. Pero, de nuevo, la ilimitada creatividad argentina, bien explicada por una funcionaria nacional, logró pergeñar un concepto que establece una diferencia semántica entre dotación y planta.

Lo típico: cuando la racionalidad falla, siempre es posible justificarse con palabras. El relato se impone a la realidad, por más que la realidad sea un Estado que necesita reducir el déficit para que la Argentina no se ahogue bajo el peso de sus impuestos.

No es un dato menor que la mayoría de esos ingresos, tanto como 2.735, se produzcan en el Ministerio de Economía de la Nación, lo que corrobora la peor de las sospechas: que para recomponer el desaguisado económico nacional, ya no hay personal que alcance.

Pero al margen de suspicacias, y sin obviar que tal vez no pocos de estos ingresos son justos desde el punto de vista del derecho laboral, la pregunta es si este era el momento para concretarlos, mientras se afianza la certeza de que el único lugar seguro en la tormenta argentina está bajo el paraguas del Estado, porque afuera unos pocos millones de trabajadores luchan por no ingresar a la categoría de precarizados.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA