La ciudad de Mendoza fue nuevamente reconocida a nivel internacional por sus políticas ambientales, situación que reconocemos como válida, pero que tiene algunos aspectos que deben ser atendidos.
La distinción ha sido otorgada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y consistió en otorgar al municipio un aporte aproximado de 100 mil dólares para fortalecer los ecosistemas urbanos y periurbanos.
El Pnuma seleccionó a la capital mendocina como una de las catorce ciudades en el mundo para servir como modelo en la implementación de estrategias de biodiversidad en espacios urbanos.
Con la importante asignación de presupuesto hecha a la comuna, se podrán fortalecer los ecosistemas urbanos y periurbanos.
La institución destacó el compromiso y los impulsos continuos de la Ciudad de Mendoza en la protección del medio ambiente y la promoción de la biodiversidad en el entorno urbano. Algunas acciones ambientales que lleva adelante el municipio son, entre otras, la recolección diferenciada de residuos, el cuidado de la biodiversidad y, también, se destacan ordenanzas que han surgido recientemente, como la prohibición de fumar en plazas y en el frente de las escuelas.
Las leyes y reglamentaciones que acredita a nivel ambiental el ámbito capitalino son buenas, claras y equitativas, pero existen acciones que por más buena voluntad no se resuelven, como el congestionamiento vehicular y su contaminación.
La ciudad de Mendoza tiene una herencia que cuidar, sus plazas, sus arboledas, las acequias, el comercio, las mesas en la vereda para reunión, que demuestran la humanidad de su ambiente. Se realizaron varios cambios y nuevos diseños para solucionar algunas fallas, otros quedaron más expuestas y el ambiente equilibrado se perturbó, por supuesto, todo en nombre de la renovación y las mejoras.
El legado, accesible a todos, no es otra cosa que la armonía entre la vegetación, las aves y las construcciones y también los esfuerzos realizados desde los años setenta y más intensificados a partir de los noventa para fortalecer leyes de protección y bienestar para la sociedad.
Hoy se aprecia mucho esfuerzo en las zonas consolidadas ambientalmente como el Centro y la zona oeste, pero hacia el noreste y este, el cuidado y la protección no son las mismas. El afán no es igual, todo luce un poco más desatendido, no obstante, las plazas, paseos y comercios; no se nota la ciudad pujante de los otros sectores.
También, socialmente, surge marcadamente la diferencia entre la ciudad nueva y la ciudad vieja. Esta última no requiere de obras grandiosas, sino, de valorar lo que está, el patrimonio, la forma de la ciudad, el árbol y el ambiente perpetuo. Quizás, sea necesario, extender el comercio de calidad en relación con el patrimonio, el equilibrio y la protección de las reglamentaciones que pondera el premio. Hay aspectos que facilitan la acción, entre otros por una menor congestión vehicular, la existencia de un equilibrio entre el verde y lo construido, a pesar del avance de baldíos, galpones y talleres.
De todos modos, la ciudad de Mendoza se destaca ambientalmente por sus arboledas, plazas, parques y construcciones. Cada sector tiene su propia identidad y que, a la vez, se ve como una unidad que nos permite alcanzar los valores que las leyes y acciones ambientales proponen para un ambiente sustentable, equitativo y diverso.
Las fallas de la contaminación ambiental del aire, suelo y agua son importantes y a veces ajenas a la propia ciudad. Por eso, si los servicios urbanos de educación ambiental, salud, comercio y gastronomía están distribuidos equitativamente en el territorio se disminuirían estas falencias y no serían necesarias obras constantes de mejoras que disminuyen el esfuerzo para el desarrollo de otras menos favorecidas.