No se puede dejar de destacar el enorme éxito en materia antiinflacionaria logrado por el actual gobierno nacional en su primer año de gestión, de la mano de su clara política de ajuste del gasto, entre otras medidas impactantes.
Se debe recordar, al respecto, que en los doce meses del año pasado, con el anterior gobierno, la Argentina registró una variación de 211,4%. Nuestro país lideraba hace un año el ranking de inflación en América Latina a la par de Venezuela: las dos únicas economías que registraban aún cifras de inflación anualizadas superiores a los tres dígitos.
Aportando más datos al descalabro que recibió en materia económica el actual gobierno nacional, se debe recordar que en los cuatro años de presidencia de Alberto Fernández hubo una inflación récord: 1.020%. Fue la variación más alta de los últimos cinco mandatos presidenciales argentinos, con un dato importantísimo: desde la hiperinflación de Raúl Alfonsín los precios acumulados por período de gestión no alcanzaban los cuatro dígitos.
Antes de ser el candidato presidencial del kirchnerismo, Sergio Massa, posicionado como ministro de Economía, se valió infructuosamente de la ya trajinada política de los “precios cuidados”, transformados por Massa en “precios justos”, con resultados que terminaron siendo tan nefastos como los de los distintos experimentos previos, seguramente sin querer entender que cualquier fórmula o metodología no podía neutralizar la clara política asistencialista y de abuso de los recursos públicos puesta en práctica siempre con fines electorales.
Volviendo al primer año de gestión económica libertaria, se debe observar que da expectativas alentadoras la llamada terapia de shock, o ajuste fuerte y sin antecedentes en la historia económica reciente que aplicaron Javier Milei y colaboradores. El combate a la inflación era prioritario y determinante aun a riesgo de caer en recesión económica, tema siempre opinado entre economistas.
Es por ello que desde el exterior especialistas en el seguimiento de las economías de esta región destacan que el riesgo hiperinflacionario para la Argentina ya pasó y que luego de la contracción lógica de la economía que hubo este año, el proceso debería entrar en una nueva fase de recuperación y de baja de impuestos, pasos que constituyen medidas anunciadas recientemente por el Presidente.
Comienza muy pronto un año en el que muchos observadores estiman que los avances en materia macroeconómica experimentados por Argentina deberían comenzar a trasladarse a los distintos sectores de la sociedad que movilizan la actividad en general. Si bien hay datos de la reciente medición de noviembre del Indec que permiten aventurar una baja interesante de la pobreza en los próximos meses, no deben pasar inadvertidos los indicadores que marcan el día a día de la gente. La reciente medición de noviembre señaló que una familia tipo necesitó ganar $1.001.466 mensuales para no caer en la pobreza, con una canasta alimentaria básica de $439.000.
Son datos concretos que deberían llevar a las autoridades económicas a mostrar inquietud por la mejora en el ingreso que requieren quienes trabajan y mueven el país. Con más razón con la acertada decisión del presidente Milei, expresada en su reciente mensaje por cadena nacional, de no modificar la política de equilibrio a pesar del año electoral que comienza y de la tentación asistencialista que ello siempre supone.