La sociedad mendocina se ha visto golpeada en las últimas semanas con tres incidentes viales en rutas del territorio provincial, que provocaron la muerte de siete personas jóvenes. La edad de los fallecidos va de los 20 a los 40 años, una verdadera calamidad porque estamos seguros que los tres percances, de haber mediado condiciones de manejo prudente y a la defensiva, no hubieran causado la lamentable pérdida de vidas humanas
Con un manejo a velocidad moderada o baja, el saldo de los siniestros narrados, especialmente el de la zona Norte, no habrían tenido los terribles desenlaces que ahora están lamentando familiares y amigos.
El más grave de los sucesos ocurrió el domingo 23 de octubre, al chocar de frente y a primera hora de la mañana, dos automóviles sobre la traza de la ruta provincial 24, que comunica zonas de Lavalle con sectores de Guaymallén. Cuatro de los fallecidos viajaban en un vehículo y la quinta víctima fatal, un joven jugador de las inferiores del Cicles Club Lavalle, conducía el otro rodado.
De acuerdo al Ministerio de Seguridad, el siniestro se produjo a las 6.50, cuando un Chevrolet Aveo y un Fiat Palio chocaron de frente. El Chevrolet se desplazaba de Norte a Sur y, según trascendió de manera extraoficial, el mismo realizaba maniobras peligrosas (zigzagueando), y terminó impactando contra el Fiat que se desplazaba en sentido contrario.
Aunque esa es la principal hipótesis, los investigadores acumulan pruebas para saber qué pasó. De todos modos, un factor es determinante ya que uno de los rodados, o eventualmente los dos, se desplazaban a alta velocidad, a juzgar por el estado en que quedaron los vehículos y las consecuencias que la colisión tuvo para los jóvenes ocupantes de las unidades.
En tanto, el 28 de septiembre, un micro que transportaba a unos treinta hinchas de Boca Juniors hacia la Ciudad de Mendoza volcó en San Martín y perdió la vida Paola Emilse Freitas, de 32 años. Además, hubo 19 heridos, algunos de ellos de gravedad.
El tercer percance que reunimos en esta dolorosa evaluación es el vuelco de una camioneta en el circuito de la zona de El Challao, que causó el deceso de una alumna universitaria de 20 años. La víctima fatal, junto a otros compañeros, viajaba en la caja del rodado. Las condiciones del clima no eran las más favorables porque a la hora del siniestro llovía y granizaba en la esa parte de la ciudad.
Analizados uno por uno, los tres incidentes viales que hemos descripto se pudieron haber evitado, si las personas que estaban a cargo de la conducción de los automotores involucrados hubieran adoptado las previsiones necesarias para que la marcha terminase de la mejor manera y en los destinos previstos.
La Provincia y su sistema de Seguridad Vial deben volver a machacar sobre la necesidad de conducir con prudencia y en las mejores condiciones en cuanto a los reflejos que deben tenerse durante la conducción.
En los hogares, de donde parten a divertirse, a estudiar o trabajar jóvenes como los fallecidos, tiene que ser costumbre conversar sobre las consecuencias de evadir los requerimientos de la conducción segura.
La pérdida de aquellas personas que resultan víctimas de estos accidentes causa desgarros permanentes, para toda la vida. Un antes y un después queda registrado, pero ya no se puede volver.
