Hace 52 años, el 29 de octubre de 1969, la patrulla “Soberanía”, de la Fuerza Aérea Argentina, abrió los cielos polares a las alas argentinas y creó la base aérea Vicecomodoro Marambio de la Antártida argentina, uno de los tantos emplazamientos que tiene el país en el continente Blanco.
A la misión se la considera una epopeya de trascendencia nacional, histórica y geopolítica protagonizada por argentinos que, viviendo en pequeñas carpas, contando apenas con picos y palas, abrieron un surco de tierra en el desierto blanco para permitir operar a aviones de gran porte con tren de aterrizaje convencional.
Así fue como nuestros compatriotas, integrantes de la patrulla “Soberanía”, rompieron el aislamiento con el Continente Antártico.
A partir de entonces se abrieron rutas en sentido transpolar, y la Antártida es un pedazo más de nuestra patria.
La fundación de Marambio coincide con la inauguración de la primera pista de aterrizaje de tierra en el Continente Antártico por la patrulla Soberanía.
Constituye un hecho histórico de gran relevancia; antes sólo se podía llegar en verano por vía marítima cuando el estado de los hielos lo permitía.
Indudablemente estas características operativas tuvieron un valor trascendente y con las mismas se inició una nueva era en el Casquete Polar Antártico, con una dinámica distinta en las tareas que se realizan en el continente helado.
Con esta capacidad funcional, se superó el antiguo aislamiento que existía, con el traslado de personal, apoyo logístico, emergencias y evacuaciones, debido a que se pueden desplazar en pocas horas los medios aéreos necesarios ante cualquier eventualidad.
El hecho de que la pista es de tierra no deja de asombrar, pero tiene sus fundamentos.
La isla Vicecomodoro Marambio (ex Seymour), a 3.297 km de Buenos Aires, emergió del mar en épocas remotas y su meseta tiene una superficie semiplana, con un suelo formado por barro de tierra arcillosa congelado (permafrost) aflorando piedras y rocas de distintos tamaños, terreno que es barrido por fuertes vientos antárticos, que evitan la acumulación de nieve.
La primera acción de la Fuerza Aérea en el Continente Antártico, se remonta a diciembre de 1951 cuando, al mando del vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio, se sobrevoló la bahía Margarita en el sector noroeste de la península antártica, actual Base San Martín. En 1952, Marambio sobrevoló y estudió posibles lugares de aterrizaje en el Sector Antártico Argentino. El broche de oro de estas travesías en zonas antárticas, fue el vuelo efectuado el 28 de octubre de 1965, por un Avro Lincoln que, con motivo de la operación “Socorro”, realizó un importante raid que totalizó casi 22 horas sin escala en un Douglas C-47. En la década del ‘60 la Fuerza Aérea se empeñó en localizar una zona apta para habilitar una pista de aterrizaje destinada a la operación regular.
En noviembre de 1968, un helicóptero Bell embarcado en el rompehielos General San Martín (Q4), se posó sobre la meseta de la isla Vicecomodoro Marambio, y se recogieron muestras de terreno.
Faltaba muy poco para el operativo que luego realizaría la patrulla Soberanía, el 29 de octubre de 1969.