Festejar sí, pero tomar precauciones

Ya llegan las fiestas de fin de año con sus celebraciones y más en esta ocasión, en que los argentinos estamos enfervorizados con la reciente consagración de la Selección nacional en el Campeonato Mundial de Fútbol.

Millones de personas salieron a celebrar el éxito deportivo en las calles de todo el país el domingo del triunfo sin ningún tipo de problemas. En cambio ayer, con el regreso de la selección nacional, hubo desbordes ya que a la inmensa cantidad de gente las autoridades no la supieron contener con una organización adecuada. Por eso insistimos en que cuandos se trata de festejos masivos, nunca son pocas las precauciones.

En pocas horas vamos a celebrar la Navidad y posteriormente, el fin de año, jornadas en las que generamos muchos residuos y en ocasiones apelamos a formas muy ruidosas de celebrar, lo que necesariamente impacta de manera negativa en el ambiente y en la vida de muchas personas.

Esperamos que primen las conductas de alegría y también de sosiego, y las reuniones se desenvuelvan dentro de los parámetros de encuentros que propician el acercamiento familiar, el brindis y la transmisión de buenos deseos y augurios.

En nuestra provincia se ha avanzado bastante en la prohibición del uso de petardos y otros elementos que producen ruidos extremos, que no sólo afectan a las personas mayores y especialmente a los niños que padecen trastornos del Espectro Autista (TEA), sino también a animales domésticos y el medio ambiente.

Festejos estudiantiles y desmanes

La apelación es que se use pirotécnica fría (sin ruido). Por eso, entidades proteccionistas locales y nacionales, como la Fundación Vida Silvestre Argentina, propician algunas ideas para que cuidemos a las personas en general y también al ambiente.

Esta institución, con base en la ciudad de Buenos Aires, elabora periódicos informes invitando a que las acciones, consumos y hábitos afecten lo menos posible al entorno y las personas. Y apela a la responsabilidad en la conducción de vehículos.

Según el Informe Planeta Vivo publicado cada dos años por el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF), a fin de sostener nuestros hábitos actuales de consumo estaríamos necesitando 1,7 planetas.

Las fiestas de fin de año suele ser una etapa en la que nuestro consumo se acelera entre regalos, y reuniones y esto genera un impacto mayor aún en el contorno.

Las formas de festejar y hacer regalos de modo sustentable son, según Vida Silvestre Argentina, muy diversas. Como ejemplo sugieren la donación de un árbol nativo para la selva misionera, afectada por la deforestación, y donde ya se plantaron más de 150.000 plantines de 40 especies.

En cuanto a la alimentación, un paso esencial es reducir el desperdicio de alimentos. La producción de la comida es una de las principales causas de pérdida de espacios naturales. Hoy se estima que cerca del 30% del total de los alimentos que producimos termina en la basura.

Asimismo, se invita a no utilizar plásticos de un solo uso en las compras, alternativa sustentable valiosa y de aplicación sencilla, lo mismo que emplear luces LED en las decoraciones de espacios y poner el mayor cuidado en la eliminación de los desperdicios, propiciando la separación de los elementos que se pueden reciclar.

Son pequeños esfuerzos que cuando generan hábito, mejoran los lugares donde vivimos y nuestras vidas.