Favaloro y los ideales perennes

Conmemoramos a poco de haberse cumplido dos décadas de su desaparición al doctor René Favaloro. La esencia de su espíritu iba más allá de su vocación médica y era mucho más profunda: calaba en los valores que le fueron inculcando en su casa y en las instituciones donde estudió. Sobre esa base edificó su existencia, que es tomada como ejemplo por miles de argentinos..

Favaloro y los ideales perennes
Favaloro podría haberse quedado en EEUU y, seguramente, hubiera triunfado, pero su amor a la patria lo decidió a volver al país de origen.

Recordamos al gran médico argentino René Gerónimo Favaloro, a pocos días de haberse cumplido dos décadas de su infausta muerte a mano propia, al no poder superar el estado de angustia que le causó la situación de su fundación cardiológica. 

Un disparo que debe haber sonado con intensidad en la conciencia de los que no hicieron nada para ayudarlo, en un momento crucial de su existencia, a los 77 años. 

Desde la niñez asomó su vocación por ser médico y en la juventud ese ideal se mezcló con otras marcas de su personalidad, ser solidario con los pacientes, escucharlos y atender a sus necesidades y formas de ser. 

Sin embargo, la esencia de su espíritu iba más allá de su vocación: calaba en los valores que le fueron inculcando en su hogar paterno y en las instituciones donde estudió. Sobre esa base edificó su existencia y aprendió a valorar el trabajo y el esfuerzo. 

Más allá de los conocimientos que adquirió, incorporó y afianzó ideales como libertad, justicia, ética, respeto, búsqueda de la verdad y participación social, que había que alcanzar con pasión, esfuerzo y sacrificio. Formas de ser que hoy necesitamos los argentinos. 

Recibido de médico en la Universidad Nacional de La Plata, hubo un tramo de su carrera que transcurrió como abnegado médico rural en la localidad pampeana de Jacinto Aráuz. Concluida esa experiencia, comenzó a interesarse por las primeras intervenciones cardiovasculares y los acentuados cambios en la atención de las dolencias del corazón. Era la maravilla de una nueva era y por eso viajó a Estados Unidos a especializarse.  

Leía las últimas publicaciones médicas y cada tanto volvía a La Plata para actualizar sus conocimientos y le impactaban las primeras intervenciones cardiovasculares, una nueva era. Renacía en él el entusiasmo por la cirugía torácica. Fue así que dio por terminada su práctica de médico rural y viajó a los Estados Unidos para especializarse, en la Cleveland Clinic. Quería participar de la revolución y no ser un mero observador.  

Al principio, la mayor parte de su trabajo se relacionaba con la enfermedad valvular y congénita. Todos los días, apenas terminaba su labor en la sala de cirugía, Favaloro pasaba horas revisando cinecoronarioangiografías y estudiando la anatomía de las arterias coronarias.  

A comienzos de 1967, decidió utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. La estandarización de esta técnica, llamada del bypass o cirugía de revascularización miocárdica, fue el trabajo fundamental de su carrera.  

Favaloro podría haberse quedado en el país del Norte y, seguramente, hubiera triunfado, profesional y económicamente, pero su amor a la patria lo decidió a volver al país de origen. Siguió su carrera, formó miles de discípulos y creó instituciones, como la notable Fundación Favaloro, cuyo quiebre económico-financiero lo llevó a la muerte. 

Para los mendocinos, este notable de la salud es una referencia muy fuerte y de continua evocación. En especial, por su condición de ferviente admirador del prócer de la Patria, al que dedicó muchos años de estudio, plasmados en el libro “¿Conoce usted a San Martín?”.

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