Estudio binacional sobre riesgos en Paso Pehuenche

Un trabajo realizado por la Universidad Nacional de La Pampa y la Universidad Católica del Maule (Chile) sobre diversos problemas a solucionarse en el área del Paso Pehuenche (Malargüe), plantea la realización de diversas obras para mejorar la conectividad terrestre por ese lugar fronterizo.

Estudio binacional sobre riesgos en Paso Pehuenche
Un estudio binacional analizó los escenarios de riesgo en Paso Pehuenche en el sur de Mendoza. Foto: Gentileza

Nadie descarta que la mejor conexión terrestre entre nuestro país y la vecina República de Chile sigue siendo el Paso Cristo Redentor, pero desde hace varios años el Paso Pehuenche (Malargüe) se ha convertido en una opción interesante como punto de cruce entre los dos países.

Pehuenche es uno de los trece pasos argentino-chilenos priorizados en la última época. Constituye una opción alternativa y complementaria, técnica y económicamente viable a Cristo Redentor, ya que se ubica a menor altura, 2.553 m.

Entre los últimos aportes realizados sobre esta área transfronteriza, se encuentra un estudio binacional referido a escenarios de riesgo en el Paso Pehuenche, realizado por investigadores y alumnos de la carrera de Geografía de la Universidad Nacional de La Pampa y representantes de la Unidad de Investigación de Ciencias Básicas de la Universidad Católica del Maule, de Chile. El proyecto tiene el extenso título de “Adaptaciones socioambientales en los territorios norpatagónicos ante variaciones recientes en los regímenes hidrometeorológico e hidrogeomorfológico”, dirigido por el doctor Jorge Lapena.

El interés del amplio trabajo fue conocer las causas geológicas, topográficos, climáticas y las actividades antropogénicas por las cuales había crecidas en el curso medio del río Colorado entre los meses de junio y agosto y en qué medida se pueden prevenir los daños que ocasionan a las localidades ribereñas.

Los principales factores intervinientes considerados vincularon al cambio climático y el calentamiento global, ante la variación de la temperatura que ha provocado lluvias en épocas invernales, mientras que en diciembre de 2023 e incluso en marzo de 2024 se registraron precipitaciones nivales.

Ante estos cambios, puedan ser más recurrentes los desastres naturales, la destrucción de caminos, las crecidas fuera de época en el río Colorado y especialmente en el Paso Internacional, con procesos de remoción de masa, deformaciones en la calzada, derrumbes y bloqueos en la circulación.

Para comprender la complejidad multidimensional de la problemática, se visitaron comunidades rurales del vecino país y se realizaron entrevistas a personas damnificadas.

Por su parte, en Argentina, en las provincias ribereñas al río Colorado también se incluyeron estudios previos realizados. Si bien el caudal se regula en el dique Casa de Piedra, siempre se tiene en la memoria la crecida de 1914, donde hubo un saldo luctuoso de unos 200 residentes en comunidades rurales.

El desafío que plantea el estudio binacional es muy demandante en obras e intervenciones porque fueron detectados al menos cincuenta puntos como áreas de riesgo de remoción, en apenas 43 km del Paso Pehuenche, sumado a un equivalente del lado chileno, desde la Aduana hasta el complejo termal “El Médano”.

Un resumen muy apretado de lo que está mal en el área, a juicio de esta investigación, y debería hacerse entre los dos países, sería el siguiente:

-Obras con escasa contención de rocas, deslizamientos de suelo y detritos del lado argentino.

-Escasos trabajos binacionales de cooperación o intercambio entre expertos y equipos de investigación.

-Ausencia de estaciones meteorológicas altoandinas en tiempo real, para un efectivo sistema de alerta temprana y de aviso a los pobladores.

Por eso desde esta base investigativa, se formulan algunas recomendaciones, como adicionar obras de contención de laderas y taludes; mejorar las comunicaciones relativas a la circulación por el Paso Internacional; implementar monitoreo meteorológico en tiempo real y eficaz en el sector altoandino; preservar los humedales alto-andinos y regular las actividades humanas; mejor la accesibilidad a puntos panorámicos para visitantes.

Se concluye que, de esta manera, “se podrá dimensionar y difundir los escenarios de riesgo y la necesidad de materializar acciones congruentes con una gestión que anticipe y no que se aboque solamente a la emergencia, pudiendo prevenirse”.

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