Encomiable labor sanitaria en lugares alejados

Una labor muy humanitaria y de enorme entrega realizan los agentes sanitarios que visitan las zonas de puestos ganaderos de la provincia, siempre en lugares alejados de los centros urbanos. Ellos complementan la tarea de médicos y enfermeros. Están muy mal remunerados, pero no ceden en su loable servicio.

Encomiable labor sanitaria en lugares alejados
Operativo de vacunación contra el Covid-19 a la comunidad Huarpe del paraje de Asunción en el secano lavallino. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Hace algunos días Los Andes destacó la labor de agentes sanitarios que cubren la salud en lugares alejados de la geografía provincial.

Es un trabajo que llevan a cabo con mucha dedicación y entrega los agentes sanitarios, del sistema de salud provincial.

Son hombres y mujeres que cubren largas distancias para llegar a los puestos de crianza caprina y vacuna, de lugares recónditos de Malargüe, La Paz, Santa Rosa, el norte de Lavalle, entre otros lugares, todos distantes a muchos kilómetros de los centros poblados.

Concentrándonos en el Sur provincial, el personal referido recorre huellas de difícil tránsito, no siempre favorecidos por el clima, porque la labor la realizan en verano y en invierno y, a veces, sin disponer de los mejores medios de comunicación con sus bases o los centros de salud de donde parten.

Visitar a las familias que habitan en lugares alejados, con el fin de llevarles los beneficios de la atención primaria de la salud de forma gratuita y mejorar la accesibilidad al sistema sanitario, es una misión muy digna que enaltece a estas personas.

La tarea era encomiable antes de la pandemia que cubre todo el país y continuó de la misma forma luego de que estalló el contagio del coronavirus.

Los agentes sanitarios tienen por labor suministrar medicamentos para quienes lo requieran y entregar leche para los infantes, controlar a las embarazadas, revisar los tratamientos preventivos prolongados y brindar charlas informativas.

En ocasiones también suelen llevar bolsas con elementos para el aseo, además de ropa de abrigo, calzado y alimentos. Como señalaba la cronista en la nota a la que hemos hecho referencia, lo que prima en este servicio es la entrega y el compromiso, en puntos de la geografía que no ha exceptuado el Covid-19 y donde las penurias de la pobreza no faltan.

Los salarios de este personal son muy bajos y de ninguna manera se condicen con la esforzada prestación que realizan. Las áreas de gobierno de la Nación y la provincia que tutelan la salud, como también las legislaturas, deberían investigar rápidamente estas contraprestaciones salariales y mejorarlas sustancialmente en el corto plazo.

Otra de las asistencias a los parajes distantes del territorio provincial lo realzan equipos de salud conformados por un médico y un enfermero, que complementan el inapreciable servicio de los agentes sanitarios.

“Colocar las vacunas, entregar la medicación, hacer algunos controles, dar consejos y escuchar por sobre todo sus cuitas, historias y sabiduría, es parte de la medicina en zonas rurales”, como sostiene uno de los médicos de campo, el maipucino Pedro Omar Masman, con desempeño en el sur de Malargüe.

En suma, produce admiración conocer la noble dedicación del personal de salud que llega a lugares tan alejados de los beneficios de los centros urbanos y que brinda una atención esmerada a mendocinos de tierra adentro que, de otra forma, estarían condenados a la marginalidad y totalmente desprotegidos.

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