Son pocas las universidades argentinas que brindan la carrera archivística. La más tradicional es la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
En el resto del país, si bien hay historiadores que se especializan en lo archivístico, no abundan las carreras de posgrado.
En Mendoza son pocos los archivos que abren sus puertas para prácticas o toma de datos, aunque podemos citar por lo menos tres instituciones con aptitud para favorecer este tipo de capacitación: la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, el Archivo General de la Provincia y el Museo del Área Fundacional (MAF).
El insumo fundamental del historiador y del investigador de temas generales es la fuente.
Los archivos permiten vincular el trabajo profesional con la fuente, su conservación y su utilización como material de investigación.
Esto es bastante determinante para la formación de los licenciados en Historia.
En tal sentido es auspicioso que una entidad como el Archivo de la Bodega Arizu (ABA), propiedad de la Municipalidad de Godoy Cruz, haya celebrado un convenio con la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), con la gestión de la licenciada Fabiana Mastrangelo como la directora del ABA.
Estudiantes de la carrera de Historia de esa casa de estudios realizaron prácticas en ABA para la cátedra Gestión de Archivos Documentales (GAD), durante el segundo cuatrimestre del presente año.
El camino está abierto para continuar con la experiencia, enriquecedora por el trabajo en territorio y por el acercamiento al pasado regional desde un horizonte mucho más amplio que el tradicional.
Es que los alumnos pudieron practicar lo asimilado en teoría y en clase. Por ejemplo, trabajar con barbijos, guantes y pinceles para la limpieza y catalogación de documentos, desenvolviéndose en un espacio con arquitectura y materiales con tanto pasado, que contribuye a sumergirse en la historia desde lo teórico y vivencial.
La titular de la cátedra GAD, doctora Alba Acevedo, consideró que el ensayo acercará a futuros licenciados en Historia al mundo de la archivología y los archivos y fomentará el trabajo en equipo para el rescate, salvaguarda y difusión de patrimonio documental de valor.
De continuar su recorrido, la experiencia en ABA aportará una mayor conciencia sobre la importancia de preservar y difundir el patrimonio de Mendoza.
Una situación que frecuentemente nos lleva a meditar qué perdimos patrimonialmente y qué pudimos conservar.
Remarcar que las prácticas educativas y las consultas en un archivo de estas características, hace posible difundir la memoria vinculada a la industria que en el siglo XX colocó a Mendoza como la productora de vino más importante del país, y dentro del contexto mundial como una de las destacadas capitales del Vino.
Además, los estudiantes tienen la posibilidad de adentrarse en un tema específico de la realidad local, como lo fue la antigua Bodega Arizu (1888-1991), presente en la vida empresaria mendocina durante más de cien años. Hoy su edificio, recuperado por el municipio de Godoy Cruz, es Monumento Histórico Nacional.
En ciernes, los alumnos pudieron conocer la labor silenciosa y perseverante del archivista que permite a investigadores de diferentes disciplinas hallar testimonios del pasado en libros, documentos, cartas o mapas. El relevamiento de datos realizado por los estudiantes se incorporará al inventario de ABA.
Finalmente, es oportuno recordar que la gestión de ABA está a cargo de profesionales de la Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz, filial de la centenaria Junta de calle Montevideo 544, ciudad.
Además, la Red de Archivos de Empresas de Argentina (coordinado por las fundaciones Williams y Bunge y Born) de la que forma parte ABA, permite recibir capacitación e intercambio de experiencias con otras instituciones archivísticas del país.
