El Día Mundial del Peatón fue impuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en memoria del primer caso registrado en 1897, cuando Bridget Driscoll, ciudadana de Londres, murió atropellada por un vehículo a motor. Entre nosotros, dedicar una jornada al peatón es una convocatoria impulsada por la misma OMS: garantizar un desplazamiento más seguro de los transeúntes.
Si bien la legislación tiende a proteger al más débil -es decir, a quienes se trasladan a pie-, de todos modos, determinar de quién es la “culpa” del siniestro puede generar controversia. Pero, los que caminan no tienen por qué averiguarlo y sí cuidarse mucho.
El peatón es un protagonista importante en el desarrollo del tránsito pudiendo, con su accionar, contribuir a la fluidez del mismo o, en su defecto, ser el causante o la víctima de accidentes. Todos somos peatones en algún momento, los más frágiles en el tránsito. Pero si a esa fragilidad le agregamos descuidos, la situación se complica muchísimo.
Es lo que ocurrió lamentablemente en uno de los últimos casos que se produjo en la realidad local. Hace varios días, una chica de 25 años y un muchacho de 30, fueron atropellados cuando cruzaban el Acceso Sur, a la altura del barrio La Gloria (Godoy Cruz), muy cerca del puente peatonal allí emplazado. Perdieron la vida en la flor de la existencia. Fueron embestidos por un conductor más joven que ellos, quien conducía a velocidad imprudente y bajo efectos del alcohol (1,28 gramos por litro de sangre). La infortunada pareja intentó cruzar la peligrosa autopista, desechando la cercana pasarela.
Éste es uno de los problemas que se repiten en las vías de comunicación de alta concentración de vehículos que, en general, marchan a velocidad de moderada a alta. Muchas personas desechan estos cruces (que no son todos los que debieran), tanto en el Acceso Sur, como el Este y se repiten los accidentes fatales. A veces se piensa que esos cruces son muy altos, que harán perder tiempo, en especial cuando los vecinos marchan a sus trabajos o regresan tarde a sus hogares. La mayoría de las veces, personas jóvenes. Hay una tendencia a olvidar, lamentablemente, aquella popular máxima que dice: “Es mejor perder un minuto en la vida que perder la vida en un minuto”. Siempre será mejor atravesar por los pasos peatonales autorizados y no exponerse.
En general, no somos conscientes de nuestra fragilidad. Nos arriesgamos de diversas maneras y nos habituamos a los riesgos sintiendo que nunca nada malo nos pasará. Pero pasa mucho más frecuentemente de lo que todos creemos.
En definitiva, los más vulnerables en la vía pública, los peatones, generalmente están abandonados a su propia suerte. En ese ámbito de usuarios vulnerables, consideramos también a los ciclistas y motociclistas.
Un porcentaje destacado de los conductores no cede el paso a los peatones. Por eso, además de reclamar por una mayor solidaridad de parte de los que conducen automotores, los peatones deben revisar sus comportamientos al enfrentar la vía pública.
Entonces, el más desprotegido y vulnerable de todos los usuarios de arterias y rutas, tiene que empezar a cuidarse por sí mismo, y a ejercitar sus derechos, pero también a cumplir con determinadas obligaciones, e inclusive evitar ser infractor de las reglamentaciones de tránsito.
