Ya en plena campaña electoral, la principal candidata a diputada nacional del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz, reflotó la idea de muchos dirigentes del oficialismo de apuntar en materia impositiva hacia los sectores más pudientes.
En declaraciones a una radio, la dirigente pidió que exista una presión impositiva “más fuerte sobre las grandes empresas”.
Estas apreciaciones encendieron rápidas luces de alerta en amplios sectores de la sociedad porque no debe olvidarse que, por iniciativa del diputado Máximo Kirchner, el Gobierno ya utilizó, aunque en forma excepcional, un gravamen de emergencia que alcanzó a “las grandes fortunas y patrimonios” que ahora la futura legisladora Tolosa Paz pretende institucionalizar.
La dirigente oficialista opinó que la carga impositiva hacia los sectores de la economía más fuertes “debe ser más progresiva”, a la vez que sostuvo que las pymes y los sectores de la economía en general más afectados por la crisis “deben tener una matriz impositiva que les permita seguir desarrollándose”.
No caben dudas: las pequeñas y medianas empresas son parte vital del andamiaje productivo en la Argentina y un elevadísimo número de ellas acentuó su caída en este último año y medio.
El saldo es muy negativo, fundamentalmente, por la cantidad de mano de obra que quedó sin trabajo genuino, agravando la precariedad laboral y social casi crónica que tiene la Argentina.
Sin embargo, es incorrecto desde todo punto de vista poner en la mira a las grandes empresas como tabla de salvación ante la caída de recursos que tiene el Estado nacional por situaciones que en muchos casos son de su propia responsabilidad.
Las mayores empresas son el motor de la economía, las que deben generar inversiones.
De ellas debe surgir la cadena mediana y pequeña que complete el crecimiento que la economía requiere.
Los por momentos indisimulados deseos de avance del Estado sobre el sector privado son los que terminan poniendo trabas en el camino de la economía.
Un ejemplo reciente es el que gira en torno al sector de la salud, al que desde el poder de turno de tanto en tanto se lo intranquiliza con el amague de un avance hacia una peligrosa faz regulatoria.
Y habría varios ejemplos más para enumerar.
Al margen del deterioro que ha significado la pandemia para nuestro país, como lo ha sido para la mayor parte de los países en el continente, el gobierno nacional debe revisar sus mecanismos para llegar a los sectores más necesitados de la población, que son cada vez más, con políticas sensatas que alienten a la persona a trabajar y al empresario a reinvertir y dar empleo.
Mientras las calles de los grandes centros urbanos del país sean ganados por sectores que reclamen la ayuda del Estado para poder sobrevivir, postura lógica ante el actual contexto socioeconómico, iniciativas como la de la candidata a diputado Tolosa Paz serán cada vez más recurrentes y el desaliento empresario por sentirse oprimido por el Estado nos dejará huérfanos de la necesaria inversión privada. necesaria en todos los tiempos pero más en los de crisis.