Nunca es reiterativo referirse a personalidades que dejan legado. Es el caso del doctor René Favaloro, recordado en nuestro país en estos días por haberse cumplido cien años de su nacimiento.
Su labor profesional fue de tal trascendencia que gracias a su investigación y práctica brillante mejoró la calidad de vida de millones de personas. Sus logros en cardiología cardiovascular y en cardiología intervencionista fueron practicados por la medicina de todo el mundo.
Por otra parte, nadie pudo dudar nunca de su apego a la profesión en beneficio de toda persona, sin distinción de clase social o capacidad económica. Por eso se recuerdan su honestidad, el compromiso con la sociedad y el respeto ganado por parte de la comunidad en general.
El doctor Favaloro, además, compartió gustoso sus logros. Un número importantísimo de profesionales todo el país, y también de otras naciones latinoamericanas, se formaron bajo su tutela y sapiencia. La Fundación Favaloro fue el reducto en el cual forjó su sucesión en materia profesional. Orgullo y prestigio que hoy perduran.
El elevadísimo nivel de conocimiento de tantos profesionales médicos repercute favorablemente en la actualidad en los más reconocidos servicios de cardiología de la Argentina y otros países.
A comienzos de 1967, Favaloro estudió la posibilidad de utilizar la vena safena (ubicada en las extremidades inferiores) en la cirugía coronaria. La estandarización de esta técnica, llamada del bypass o cirugía de revascularización miocárdica, fue el principal logro de su profesión, lo que le dio prestigio internacional, ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria.
Su premisa era la de atender al paciente, pero sin descuidar la docencia y la investigación. Bregaba para que la tecnificación de la medicina no hiciera perder el humanismo que deben tener los que la practican. Siempre tuvo presente los temas polémicos vinculados a la salud.
En 1980 creó el Laboratorio de Investigación Básica, manteniéndolo con dinero propio por un largo tiempo. Dependía del Departamento de Investigación y Docencia de la Fundación Favaloro. Con posterioridad, pasó a ser el Instituto de Investigación en Ciencias Básicas del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas. Esta fue la base de la creación, en agosto de 1998, de la Universidad Favaloro.
En 1992 se inauguró en Buenos Aires el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, entidad sin fines de lucro. Ese mismo año marcó otro hito de su carrera: el 29 de julio realizó la primera cirugía cardiovascular en el país. Tenía 69 años de edad.
Hacia el año 2000, en medio de la crisis económica y política que atravesaba la Argentina, la Fundación Favaloro ingresó en una difícil situación de endeudamiento. El cardiocirujano solicitó auxilio a la Nación para poder continuar con su obra, pero no lo consiguió. El 29 de julio de 2000, el doctor René Favaloro se disparó un tiro en el corazón. “Hasta siempre” fue la última frase que escribió de puño y letra en la escueta nota que dejó en el espejo del baño con indicaciones precisas sobre qué hacer con su cuerpo.
Su vocación inquebrantable y su inclinación por el bien común hacen del doctor Favaloro un ejemplo a imitar en una Argentina cada vez más huérfana de referentes.