El esfuerzo permanente de combatir la caza furtiva

Guardaparques de la Reserva Natural Privada Villavicencio, enfrentaron una situación complicada al ser amenazados con armas de fuego durante un operativo de rutina contra la caza furtiva de guanacos. El trabajo de ese personal, junto con el de las reparticiones públicas, debe ser apoyada para tratar de terminar con la caza ilegal de animales de la fauna nativa.

El esfuerzo permanente de combatir la caza furtiva
Un grupo de guanacos camina cerca de la ruta internacional 7 entre Potrerillos y Uspallata. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes

La protección de la fauna silvestre que llevan a cabo guardaparques del sector público y privado, junto con efectivos de la Policía Rural y miembros del Departamento de Fauna Silvestre de Mendoza, es encomiable y debe ser reforzada para que puedan continuar con su misión de salvaguardar la biodiversidad de nuestra región.

Hace varios días guardaparques impidieron la caza furtiva de guanacos en la Reserva Natural Privada de Villavicencio (Las Heras).

Los servidores públicos logaron contrarrestar el accionar de cuatro hombres armados que ya habían matado al menos a tres o cuatro guanacos cuando fueron sorprendidos en su proceder ilícito.

Los cazadores se desplazaban en motos todo terreno, se encontraban armados y habían matado a camélidos jóvenes, uno de los cuales estaba deshuesado para su venta.

Parte del personal que actuó en primera instancia en este procedimiento, recibió amenazas por parte de uno de los furtivos que apuntó al personal con el arma de fuego que empleaba para acabar a sus presas.

Varios aspectos para considerar en este, lamentablemente, reiterado delito, que no obstante los operativos y las prevenciones se siguen consumando.

Hay muchas zonas donde vive el guanaco, como por ejemplo la ya descripta área de Villavicencio, en Uspallata, en el Valle de Uco y en el sur provincial.

Los frentes a cuidar entonces son diversos y complejos, con extensiones de terreno a cubrir muy amplias y no siempre los encargados de la protección de la fauna pueden salir airosos en su labor, pese al profesionalismo con el que actúan.

En Mendoza, el guanaco es una especie amparada. Por un lado, la ley provincial 6.599 lo declara Monumento Natural Protegido, mientras que la norma provincial 4.602 (de Fauna) también lo protege. En resumen, la caza del guanaco está terminantemente prohibida en Mendoza, no obstante, y pese a los operativos, se sigue realizando en forma clandestina.

Coincidimos con el director de Biodiversidad y Ecoparque, Ignacio Haudet, cuando resalta el trabajo que realiza el personal de Villavicencio y de otras regiones, tanto en el control como en la fiscalización de la fauna silvestre. “Su presencia constante en el área es crucial para la protección de los ecosistemas locales”.

Sostenemos que es muy esforzada y meritoria la tarea del personal al que se le encomienda salvaguardar la vida natural de los espacios silvestres del territorio.

Pero, en este aspecto proponemos que se amplíen los planteles de vigilancia y control, que se refuerce el equipamiento de esos servidores, dando prioridad a la dotación de vehículos especiales para combatir a los ilegales.

Destacamos en ese menester a los integrantes del Departamento de Fauna Silvestre del Ministerio de Energía y Ambiente, a las unidades de las fuerzas de seguridad, incluyendo la Policía Rural, la División VANT (vehículos aéreos no tripulados), personal de las comisarías 16a y 23a de Uspallata, así como de la Policía del Centro de Adiestramiento Táctico Policial (Catacpol).

Por otra parte, es importante que la población sepa que la caza furtiva no sólo pone en riesgo la fauna, sino que también representa un peligro para la salud pública.

La carne obtenida de este modo no tiene ningún tipo de control sanitario, lo que puede poner en riesgo la salud de quienes la consuman.

Además, la protección de las especies silvestres, como el guanaco, tiene otros alcances. El guanaco es una parte fundamental de la dieta del puma, el principal depredador natural de nuestros campos. Al afectar sus poblaciones, también afectamos a los pumas, lo que puede llevarlos a atacar al ganado doméstico, repercutiendo en las actividades económicas y humanas de la región.

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