En una reciente entrevista con diario Los Andes, una funcionaria de alto rango de la Dirección General de Escuelas de la Provincia comentó que este año se observó una reconfortante mejora en lectura por parte de alumnos de primaria y del primer año de secundaria.
La evaluación surgió en el marco del Censo de Fluidez Lectora 2022 que lleva a cabo el área educativa de Mendoza.
Decimos que se trató de una reconfortante mejora porque, según lo expresado por la directora provincial de Calidad Educativa, hubo una superación sustancial en quinto grado (se puso el foco, además, en tercero y séptimo), recuperación que fue considerada mejor a la proyectada.
Muchos de esos niños el año pasado, cuando cursaban el cuarto grado, tenían porcentajes muy inferiores tanto para leer como, también, para escribir.
El seguimiento de la evolución de cada educando se pudo realizar a través del Sistema Gestión Educativa Mendoza, que en escuelas este caso mostró su valía, ya que, entre otras funciones, permitió determinar en qué establecimientos se observaba una trayectoria escolar baja por parte de los niños.
Y hay un dato previo muy significativo que preocupó muchísimo a las autoridades educativas de la provincia: un elevado número de alumnos terminaba la primaria e ingresaba al nivel secundario directamente sin saber leer.
Esas conclusiones del año anterior, por otra parte, podían estar reflejando, por qué no, una baja sustancial en el nivel de asimilación como resultado del irregular dictado de clases que produjo la cuarentena por la pandemia.
Los datos oficiales indican, según lo expuesto por la directiva educativa entrevistada, que solamente hace un año el 32% de los jóvenes que iniciaban el nivel medio se encontraban en un nivel crítico de aprendizaje, un valor sumamente preocupante si se tiene en cuenta que el nivel de asimilación de la lectura debería ser debidamente efectuado durante los años de cursado del nivel primario.
Independientemente del esmero de las autoridades educativas locales por mejorar el nivel de los estudiantes, hay que recordar una vez más que es fundamental que el alumno vaya adquiriendo fluidez lectora desde la niñez, en la primaria, de modo de poder apuntalar el hábito en sus años de enseñanza secundaria, que es cuando, en condiciones normales de estudio, se fortalece el interés por el conocimiento amplio y se va perfilando el futuro intelectual y laboral de la persona.
El nivel de conocimiento que permite la lectura puede ser considerado fundamental en el itinerario estudiantil de la persona.
Es como la puerta de acceso al mundo del discernimiento mediante la interpretación y el razonamiento de las enseñanzas que deja cada texto al que se accede.
La Unesco señala que “los libros y el acto de leer constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento”, además de la superación individual y colectiva de los seres humanos. Y apunta que saber leer, como también escribir, obviamente, “constituye una capacidad necesaria en sí misma y es la base de otras aptitudes vitales”. Esas premisas son las que deben regir en los planes de enseñanza que se implementan.