Cada 31 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial sin Tabaco para difundir y concientizar sobre los efectos nocivos y letales del consumo de tabaco y la exposición al humo del cigarrillo ajeno.
Según la OMS, el tabaquismo causa 25% de las muertes por cáncer en el mundo. Hoy en el planeta hay más de 1.000 millones de fumadores y en Argentina más de 7 millones.
Este cuadro de situación debería preocupar a los mendocinos y mendocinas, dado que Mendoza es la segunda provincia donde más se fuma (26,8%), después de Santa Cruz que encabeza este nefasto ranking, con 27,1%. Casi a la par de Mendoza, se encuentra Córdoba con 26,7%.
Los especialistas consideran que más de un cuarto de los mayores de 18 años consume tabaco de algún modo en nuestro país, según expresa la IV Encuesta de Factores de Riesgo (ENFR), realizada por el Ministerio de Salud de la Nación con datos válidos hasta 2018.
A pesar de que todavía es alto el nivel de fumadores en los contextos provincial y nacional, hoy se disponen de opciones impulsadas por la tecnología a los fumadores adultos para dejar de consumir productos de tabaco.
Aunque la mejor opción que puede tomar cualquier fumador es dejar por completo el cigarrillo y otros objetos con tabaco, pero muchos no lo hacen y continúan con el hábito.
Todo a pesar de las campañas de publicidad no llegan a escenarios de multitudes, como es el mundo de la Fórmula 1 de automovilismo, que prohibió su exhibición en los autos de carrera y del hecho que los envases de cigarrillos contengan avisos señalando los graves perjuicios que acarrea el consumo del producto que compra el cliente.
Otro gran avance en el país se consiguió con la aprobación de la Ley 26.687, conocida como Ley Nacional Antitabaco, que es una legislación argentina de “regulación de la publicidad, producción y consumo de los productos elaborados con tabaco”. Fue sancionada y promulgada en junio de 2011.
Los problemas de salud que conlleva el fumar están densamente descriptos en la literatura médica, y deberían disuadir a dejar de fumar a quienes se encuentran sanos y ven disminuir paulatinamente su buen estado general. Llama más la atención que sigan con esta práctica personas que sufren diversas dolencias, pero sin embargo siguen inhalando la combustión de la nicotina.
“El consumo de nicotina y de productos de tabaco aumenta el riesgo de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares y neumopatías”, señala la doctora Paola Caro, directora médica de Vittal, organización de urgencias y emergencias médicas extra hospitalarias.
La exposición al tabaco afecta la salud pulmonar de las personas en todo el mundo y de diversas maneras: provoca cáncer de pulmón (el consumo de tabaco es responsable de dos tercios de las muertes por cáncer de pulmón) y también trastornos respiratorios crónicos, cuyo mal más notorio es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Por esta cruda realidad cada 31 de mayo las organizaciones sanitarias y los médicos en general esperan que más miembros de la sociedad abandonen esta adicción de alto riesgo, y que el Estado intensifique las campañas para desalentar un ‘placer’ que está en las antípodas de la vida sana.
Hay que empezar de inmediato porque se requieren diez años de abandono del hábito de fumar para que el riesgo se reduzca a la mitad.