El problema de los aluviones en la extensa zona del piedemonte mendocino es muy antiguo y la falta de una adecuada protección al descenso de aguas incontroladas ha sido causa de mucha zozobra, en especial por la pérdida de vidas humanas y los estragos económicos que han sucedido.
El doctor en Geografía Raúl Alejandro Mikkan ha expresado que “La ciudad de Mendoza ha crecido mucho más rápidamente que la construcción de defensas antialuvionales. Si Mendoza tuvo una expansión a 100 km/hora, las obras (de protección) han crecido a 2 km/hora…”, (ver su libro “Aguas salvajes. El problema aluvional de la ciudad de Mendoza”, Facultad de Filosofía y Letras, 2007).
El prólogo viene a cuento de una obra de resguardo que se está construyendo al oeste de la ruta Panamericana o ruta provincial 82, que tiene por objetivo resguardar de las correntadas generadas en la precordillera, y proteger a quienes viven sobre los primeros faldeos de los distritos lujaninos de Las Compuertas, Vertientes del Piedemonte y Chacras de Coria.
Entre los cerros, a ocho kilómetros al oeste de la Panamericana (actualmente en remodelación) y el ingreso a la calle La Unión (o Camino de la Unión), se está construyendo un gran colector de 15 m de ancho, excavación que tiene el objetivo de captar las crecidas descontroladas de las precipitaciones estivales, causantes de serios inconvenientes a los distintos barrios que se escalonan desde el camino hacia el oeste.
El cauce captará el agua de tormenta y la conducirá hacia el Sur, más precisamente hasta el río Mendoza. Se trata de la extensión del colector aluvional Blanco Encalada, ya existente, que se está ampliando con la intención de proteger a unos 25.000 habitantes de los distritos Vertientes del Piedemonte, Las Compuertas y gran parte de Chacras de Coria.
El plan de acción forma parte de la sistematización del actual colector Blanco Encalada, desarrollado por la Dirección de Hidráulica de Mendoza. Los trabajos previstos incluyen la construcción de dos tramos de colector excavado en tierra y dos cierres de cauces con muro de hormigón armado y terraplén compactado con sus obras complementarias. El caudal de diseño del colector es de 70 m3/segundo y se materializará con una longitud del tramo uno excavado de 340 m y una longitud del tramo dos excavado de 255 m.
El área de influencia comprende unas 1.280 hectáreas, que quedarán protegidas.
La obra hidráulica en proceso se debió concretar hace mucho tiempo, ya que el área soportó grandes correntadas, como por ejemplo la ocurrida en el estío de 2017.
Pero, los vecinos del lugar sostienen que ‘mejor tarde que nunca’, porque la protección se está ejecutando en un momento complicado, ya que los pronósticos meteorológicos indican que pueden producirse precipitaciones durante la primavera y el verano y disponer este escudo de contención será fundamental para un sector que ha crecido vertiginosamente.
Otro factor de ordenamiento y expansión de la zona, necesario por cierto caos que aún impera, será aportado por una ordenanza aprobada en agosto pasado, que dispone la afectación al uso público de la calle La Unión, eje de desarrollo de esa parte del piedemonte, a efectos de lograr la regularización de los parcelamientos existentes, que durante más de treinta años tuvo muchos problemas por la falta de definición del conflicto de jurisdicción entre Luján de Cuyo y Las Heras.
Esa vía de comunicación, que nace en la ruta 82 y se proyecta hacia el oeste, necesitaba ser declarada de dominio público, y de esa forma, regularizar los servicios públicos, siendo la recolección de residuos domiciliarios uno de los principales.