Está en marcha la COP28, la cumbre mundial para abordar la emergencia del calentamiento global, en la ciudad asiática de Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Las llamadas Conferencia de las Partes (COP), son reuniones climáticas organizadas por las Naciones Unidas, que se efectúan anualmente en diferentes ciudades de la Tierra, con el objetivo de evitar interferencias humanas “peligrosas” en el sistema climático.
La primera Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático tuvo lugar en París, en 1994.
En la actualidad son 198 países que participan en estos foros, además de líderes de la industria y el comercio, representantes ambientalistas (jóvenes en su mayoría), referentes de comunidades indígenas, periodistas y otras partes interesadas que alcanzan a unos sesenta mil asistentes a la conferencia.
La vara o medida de referencia la da el 2015, cuando la humanidad adoptó el acuerdo de París sobre el cambio climático, en la COP21 y su objetivo bien determinado o clave: detener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 °C y hacer los máximos esfuerzos para limitar ese incremento a 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales (temperaturas medias globales entre 1850 y 1900).
Los líderes mundiales que asistan a esta reunión tendrán injerencia en la denominada Cumbre de Acción Climática Mundial, de la que suelen surgir las recomendaciones del cónclave.
Un gran líder mundial como es el papa Francisco, cuya presencia era muy esperada, no asistirá debido a problemas de salud. Sostiene el Pontífice que “por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”.
La reunión de este año se realiza en Los Emiratos Árabes Unidos, en el Golfo Pérsico, potentes productores mundiales de petróleo y gas, lo que causa cierta desconfianza entre los grupos ecologistas sobre las conclusiones que se ofrecerán al momento de brindarse las conclusiones.
Por otra parte, este año cada país debe a informar sobre el cumplimiento para reducir las emisiones de dióxido de carbono(C02), afrontar la mitigación de los sucesos contaminantes y la adaptación a menores niveles de contaminación en sus actividades industriales, así como su aportación económica para financiar la protección climática en los países en desarrollo, es decir los más necesitados económicamente.
La Argentina participa con una delegación encabezada por la secretaria de Cambio Climático, Cecilia Nicolini, pero no concurrirá ninguna representación del gobierno electo, y es aún un tema no develado totalmente cuál ser el comportamiento de la administración que asume el 10 de diciembre en material ambiental, aunque no faltan quienes piensan que se mantendrá la postura definida en 2015 de hacer lo posible por no incrementar el calentamiento global.
De todos modos, subyace la posición del presidente electo, Javier Gerardo Milei, quien en campaña sostuvo que el cambio climático no es causado por el hombre. “Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas”, se le escuchó decir en el segundo debate presidencial 2023.