Nuevamente un entredicho originado en el gobierno nacional puso en alerta al periodismo independiente. Todo surgió luego de que la vocera del Presidente, Gabriela Cerrutti, pusiera en duda durante la semana la veracidad de la información de un medio revelando la inquietud del gobierno de Estados Unidos por los polémicos dichos de Alberto Fernández a su par ruso Vladimir Putin.
Lo más controvertido fue la reacción del propio presidente de la Nación, que se hizo eco de la actitud de su colaboradora y tuiteó a favor de un posteo que elogió a la funcionaria presidencial por increpar a una periodista acreditada en Casa Rosada.
Por lo tanto, Alberto Fernández avaló que un usuario de Twitter, que luego borró su propio escrito, calificara de “vergüenza nacional” al periodismo argentino crítico de la gestión del Gobierno.
Contextualizando, debe recordarse que, en su visita a Moscú, el primer mandatario argentino sostuvo que una de sus preocupaciones es la supuesta dependencia de nuestro país de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional.
Lo dijo pocas horas después de haber logrado la Argentina un avance significativo en su negociación con el FMI justamente con el visto bueno de las autoridades de Washington.
Además, le expresó a Putin su deseo de que la Argentina sea una suerte de puerta de entrada para Rusia en América Latina.
La portavoz Cerruti increpó a una periodista que le había preguntado por una nota de un medio colega de Buenos Aires que daba cuenta del malestar en el Departamento de Estado de EEUU por el desempeño de Fernández en su reciente gira.
“¿Qué funcionario dijo eso?”, preguntó la portavoz, quien consideró como “una novedad para el ejercicio del periodismo” que “una opinión de una persona que no se identifica” sea considerada, en este caso, la voz del Departamento de Estado de EEUU.
Hubo posteriormente un pedido de disculpas de la funcionaria nacional a través de las redes sociales que, de todos modos, no invalida la preocupación que genera en los medios de comunicación ese tipo de actitudes críticas hacia la labor de informar.
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) lamentó, a través de un comunicado, que el presidente Fernández retuiteara un mensaje que descalificaba la labor del periodismo.
Y saliendo al cruce de la postura de la portavoz presidencial, la entidad dejó debidamente aclarado que “la información en off de fuentes gubernamentales y diplomáticas es, en todo el mundo, sustento de coberturas periodísticas en medios de referencia”.
No son nuevas las críticas del kirchnerismo al periodismo no alineados con sus políticas.
Una de las más recientes y criticables fue la del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, quien luego de las elecciones de noviembre propuso una regulación de medios por parte del gobierno nacional, preocupado, según dijo, de que la gente piense “lo que los medios y los periodistas proponen”.
La enumeración de actitudes similares por parte de referentes de la corriente política gobernante es muy extensa y obliga, por lo tanto, a mantener bien altos los preceptos de la libertad de prensa.
Porque, precisamente, la libertad de prensa es condición sine qua non y esencial de su correlato, el derecho a la información. Y acerca de su respeto, el gobierno nacional no debiera caer en los mismos errores de los anteriores gobiernos kirchneristas.