El reciente informe mensual del Indec demostró que continuó la desaceleración de la inflación en el país. Luego del 7,8% de mayo apareció el 6% de junio, que le permite al gobierno nacional transitar hacia las PASO de agosto con un poco más de alivio desde el punto de vista del clima social.
De todos modos, los sectores de la economía volvieron a ponerse a resguardo a raíz del repunte en el precio del dólar “blue”, que volvió a moverse en alza para terminar la última semana con una cotización claramente por encima de los 500 pesos. Una consecuencia, según los expertos, de la dilatada negociación con el Fondo Monetario Internacional, expresada en una falta de acercamiento entre el organismo y la conducción económica argentina que hace presagiar un desenlace algo tormentoso en la relación bilateral.
Volviendo al tema inflacionario, expertos coinciden que con la marcada desaceleración registrada en los meses de mayo y junio también se comienza a percibir una tendencia a la caída de la actividad económica. Uno de los llamados enfriamientos de corte recesivo como producto de la falta de poder adquisitivo de un gran parte de la población. Una de las primeras consecuencias es la caída en la comercialización de productos de la canasta básica.
Este proceso, lógicamente, trae aparejada una menor velocidad en la actualización de los precios de venta tanto a nivel mayorista como al público. Así se explica el freno inflacionario que se percibe en las estadísticas.
Un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) de reciente difusión señaló que las ventas a precios constantes de los comercios nucleados en esa organización tuvieron durante el mes de mayo una contracción interanual de casi 3%, sumando en forma consecutiva nada menos que cinco meses de retracción. Mientras tanto, en la comparación mensual dichos negocios también registraron una caída en las ventas entre abril y mayo, en este caso de 1,2%.
Por otra parte, observadores de la actividad económica no descartan que en los próximos meses la inflación esté sujeta a la evolución del precio del dólar libre. Se estima que es otro factor que podría influir en una nueva suba de los precios al consumidor.
Aquel pequeño remanso que los datos inflacionarios parecen mostrarle a la gestión del ministro y candidato presidencial Sergio Massa de ninguna manera puede ser visto como un atenuante a la crítica situación que soportan los argentinos. El agobio es cada vez mayor y no sólo hay que mencionar a la enorme cantidad de personas que subsisten bajo la línea de pobreza; el deterioro se siente, incluso, entre quienes pueden seguir gozando de ingresos mensuales dignos.
A días de las primeras elecciones nacionales el mayor interrogante que habita en muchos observadores es si la dirigencia política en su conjunto es consciente del nivel de deterioro al que ha llegado la economía argentina. Y si, por lo tanto, quienes aspiran a suceder a la actual orientación política se encuentran verdaderamente preparados para el desafío que viene, que de ninguna manera supondría reducir la inflación en forma drástica, sino encarar un plan de acción que ponga en marcha una paulatina recuperación.
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