Al promediar agosto, se entregó en General Alvear el primer barrio sustentable construido por el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV).
Hay dos hechos para destacar: por un lado, haber dado el IPV los pasos iniciales en las prácticas sustentables en la ejecución de unidades habitacionales, y por otro, que el logro se haya consumado en el año en que la institución cumple 75 años de acción.
Retomando la consideración de la ejecución de casas con materiales que promueven la protección del ambiente y el ahorro energético, el conglomerado que debuta con las prácticas sustentables es “Don Valentín”, en el distrito alvearense de Bowen.
Aunque todavía son pocas las unidades habitacionales construidas por métodos sustentables, el desafío está abierto y se espera que pronto esta modalidad se extienda a todos los departamentos provinciales.
Este tipo de construcción está en auge en muchos lugares del país y del mundo, ya que tanto propietarios, arquitectos y organismos encargados de ejecutar casas, buscan aportar al cuidado del medio ambiente.
La construcción de una casa ecológica permite reducir no sólo el consumo de energía sino también su huella de carbono, que es un indicador ambiental que intenta reflejar “la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto”.
Si bien es cierto que resulta más fácil construir una casa sostenible fuera de las grandes urbes, hoy los objetivos de sostenibilidad y respeto por el contorno se han instalado con fuerza en la sociedad y, sobre todo, entre los profesionales encargados de construir los hogares de las personas.
El principal objetivo de las casas sustentables es bajar el impacto ambiental que generan las viviendas tradicionales o los grandes edificios.
Según Naciones Unidas, las emisiones de gases de efecto invernadero de los edificios representan alrededor de 50% del total.
En el caso del barrio “Don Valentín”, las casas cuentan con 61.95 m2 cubiertos que fueron ejecutados mediante la colocación de paneles con placas OSB, o sea, tableros formados por sucesivas capas de virutas de varios centímetros y espuma de poliuretano de alta densidad. Tanto las paredes como la cubierta superior fueron construidos con esa tecnología para optimizar la aislación térmica.
Otro ejemplo a destacar es en el barrio Flores-Olivares, donde se entregó la primera vivienda diseñada con materiales no convencionales por el Laboratorio de la Vivienda, que pertenece al Ministerio de Planificación e Infraestructura, con apoyo del IPV.
Cerramos este comentario, citando al experto arquitecto Alfredo Méndez, especialista en vivienda social: “El acero y el cemento al producirse consumen energía proveniente de combustibles fósiles contaminantes, pero se siguen utilizando en construcción de rascacielos, enormes represas, pistas de aeropuertos y emprendimientos. Las viviendas sociales construidas con bloques huecos de cemento hoy serían menos sustentables que en los años ‘60 de nuestra ayuda mutua. Por eso, el continuar usando estos bloques se justificaría al cumplir un bien social. Creemos que los criterios de sustentabilidad deben tomar en cuenta los usos -más o menos beneficiosos para toda la sociedad- que se dan a los materiales que afectan al medio ambiente”.