Mendoza registra una alta desocupación, según el indicador PEA (Población Económicamente Activa), que toma la Encuesta Permanente de Hogares. Al segundo trimestre del año los desocupados en la provincia llegaban a 32.000.
Una de las causas de la alta desocupación puede ser la falta de calificación laboral de los aspirantes a un empleo, condición que es demandada en rubros como la construcción, el turismo, las industrias manufactureras, la atención de personas mayores o con discapacidades y otras actividades que requieren del aporte de determinadas habilidades.
Como contrapartida, una reciente investigación efectuada por Los Andes determinó un aumento de la matrícula de alumnos en las escuelas especializadas o técnicas. Esto ha hecho que las escuelas técnicas, o sea donde se enseñan oficios, registren matrículas completas y haya lista de espera para realizar talleres y cursos.
Los jóvenes buscan una primera salida laboral, mientras que otro segmento realiza cursos o capacitaciones con el propósito, además de lograr un certificado habilitante, de aumentar su experiencia o cambiar de actividad para mejorar su fuente de ingresos.
Uno de los pilares para preparar a los jóvenes frente a las exigencias del campo laboral son las nobles escuelas técnicas, de las que la provincia tiene una dotación importante y de buena calidad educativa. Hay que estimularlas, apoyarlas en todo lo que sea posible desde la provincia y la Nación. ¿De qué manera? Manteniendo los planteles de profesores y renovando periódicamente su equipamiento, que es el banco de pruebas y formación de los cursantes.
Otra alternativa son las escuelas de oficios, que cada vez tienen más aspirantes. Cursos, talleres y carreras cortas tienen matrículas numerosas.
Un panorama afín a lo que describimos lo presenta la Escuela Superior de Oficios Manuel Belgrano, en el departamento de San Martín.
El sistema es interesante porque se brinda buena instrucción, ya que los aspectos administrativos y de enseñanza son avalados por la Dirección General de Escuelas y la Universidad Nacional de Cuyo, que garantizan la calidad y la validez de la certificación educativa.
Por eso es necesario que las pequeñas y medianas empresas se mantengan operativas, no cierren sus instalaciones, y brinden opciones reales a los jóvenes que se están capacitando. e
Como sostiene la nota “Resurgir de los oficios. Aumenta la matrícula en las escuelas especializadas”, estos centros de formación están habilitando a sus cursantes en carpintería en fibras de densidad media (MDF), instalación y reparación de aires acondicionados, operar máquinas de confección de indumentaria, informática, gastronomía, construcción en seco, soldadura, auxiliar mecánico, instalaciones sanitarias y calderista. Este último rubro se enseña fuera de las aulas, en el Parque Industrias y Servicios de Palmira (Pasip).
A través del Instituto Tecnológico Universitario (ITU), la Facultad de Ciencias Agrarias y el Instituto Universitario de Seguridad Pública, la UNCuyo ofrece la capacitación de oficios tan tradicionales como los de electricidad, plomería, soldadura, mecánica, hasta particularidades como las de marketing digital, fibra óptica, manejo de autoelevadores, uso y mantenimiento de motosierras y el de encargado de finca.
En síntesis, la oferta de enseñanza de distintos oficios está sostenida en la jurisdicción, y lo que se necesita es que las pequeñas y medianas compañías capten a esos aspirantes juveniles y los sumen a la fuerza laboral que demanda la provincia para crecer.
