Belgrano, ejemplo de sentimiento patriótico

Hoy se recuerdan los 203 años del fallecimiento del general Manuel Belgrano. A la vez, tradicionalmente, los argentinos también celebramos en esta fecha el Día de la Bandera, en honor a su decisión patriótica de otorgarle a las tropas que lucharían por la libertad de estas tierras una insignia, un emblema que las distinguiera de sus ocasionales adversarios y con la que cada soldado patriota se sintiese definitivamente identificado.

Belgrano, ejemplo de sentimiento patriótico

Año tras año es muy importante recordar que Manuel Belgrano es uno de los grandes exponentes de nuestra argentinidad.

Fue un personaje gravitante en la preparación del camino para la consolidación de la independencia.

Gran abogado, político y militar, estuvo en cada uno de los detalles que contribuyeron para que el camino iniciado en mayo de 1810 tuviese su consolidación en Tucumán seis años después. De su impronta nació, en gran medida, el apuntalamiento para las gestas libertadoras de la región y las estrategias para que en el campo de batalla la Argentina naciente obtuviera el éxito indispensable para fortalecer su trabajosa soberanía.

Y es también importante remarcar que con total justeza lo conocemos como el general Manuel Belgrano, porque fue en el campo militar, al que se adaptó por la urgencia independentista, donde su brillo alumbró a la patria naciente.

Precisamente, su adaptación al campo de batalla le permitió obtener victorias en combates de trascendencia histórica.

Se debe tener presente que antes que militar, Belgrano fue un intelectual, un estudioso desde el seno familiar. Fue abogado, un hombre que utilizó desinteresadamente su sapiencia, su preparación, en pos de la gesta revolucionaria por lograr la independencia.

Por ello es muy justo remarcar que su convicción emancipadora fue la que lo condujo a incursionar en el campo militar, con sus dificilísimas misiones; saltó a un espacio para el que no se encontraba preparado pero en el que puso su mejor voluntad.

Belgrano nunca ocultó su patriotismo y apego al terruño. Eso lo llevó a concluir que sus ideas de progreso jamás serían viables mientras la administración colonial española se mantuviese radicada en nuestra tierra.

Esto justifica su plena participación como dirigente de la Revolución de Mayo, incluso formando parte de la Primera Junta de Gobierno.

Como indicáramos, impuso la Bandera nacional. La ideó y mandó a confeccionar para enarbolarla por primera vez a orillas del río Paraná, en Rosario.Lo hizo con decisión.

Y desde su firmeza los colores celeste y blanco lucieron en cada misión independentista y formaron parte de la argentinidad naciente.

Fue así como la insignia nacional comenzó a ser enarbolada en los lugares públicos.

Esa pasión por la identificación de la patria naciente fue la que logró sembrar en cada argentino de bien.

Luego de años de gran actividad y entereza Belgrano tuvo un triste e injusto regreso a Buenos Aires, enfermo y sumido en la pobreza.

El paulatino desprendimiento de sus bienes fue una demostración más de su vocación patriótica y entrega por la consolidación de la nueva nación.

Por todo ello Belgrano es un notable ejemplo de entrega. El creador de un sentido patriótico que debería resurgir entre los dirigentes políticos en cada tiempo de crisis, como la actual.

Pero no siempre es así porque parece difícil dejar de lado la priorización de intereses a contramano de los de la mayor parte de la población.

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