Aunque con demoras, se espera que en pocos días más el Senado dé tratamiento al proyecto de ley Bases, con el que la administración del presidente Javier Milei pretende sustentar su ambicioso plan de gobierno, que consiste en una profunda reforma del Estado y de ajuste del gasto público, entre otras medidas.
La ley, tras su aprobación, le permitirá al Poder Ejecutivo avanzar sobre seguro con las medidas prometidas y respaldadas en el notable apoyo que obtuvo en las urnas el sector libertario. De lo contrario, el éxito del programa trazado siempre generará dudas. En democracia es el Congreso el que habilita un plan de gestión y luego el encargado de controlarlo.
Se debe recordar, y destacar, que el plan de gestión del presidente Milei posibilita la privatización de un grupo de empresas del Estado mediante la venta parcial o total.
Siempre se debe tener presente que no todas las empresas que están en la órbita de la Nación han resultado beneficiosas en lo económico, independientemente de que se argumenta que varias de ellas simbolizan aspectos vinculados con la soberanía de nuestro país, cuestión siempre controversial y realmente muy discutible.
También es interesante advertir que, más allá del propósito ordenador de la economía que sustenta la estrategia privatizadora, en el Gobierno admiten que puede haber procesos desregulatorios que demanden un margen de tiempo más extenso de lo deseado en la búsqueda de consensos que sustenten lo que se llegue a probar. Esto hace pensar en una actividad parlamentaria muy intensa, como ha ocurrido desde que comenzó este año.
Por otra parte, el plan de gestión del actual gobierno contempla que los recursos que surjan de las eventuales privatizaciones tengan como destino el saneamiento del Banco Central, aspecto sumamente necesario más allá del derrotero en materia de política económica que decida la actual conducción, que no deja de lado su pretensión de dolarización o la adopción del mecanismo conocido como competencia de monedas.
Además, la información periodística calificada da cuenta de que la sanción legislativa de la denominada Ley de Bases le permitirá al gobierno del presidente Milei empalmar con el envío al Congreso de un importante número de proyectos que tienen como propósito la derogación de más de un centenar de leyes inadecuadas por el paso del tiempo, que por su obsolescencia legal se dificulta el avance de medidas adaptadas a los nuevos tiempos.
En ese marco resultó muy oportuna la primera presentación del jefe de Gabinete de la Nación, Nicolás Posse, en el Senado. Debe recordarse que entre las funciones que le competen a dicho rango, la Constitución Nacional establece que debe concurrir mensualmente, y alternadamente, al Senado y a la Cámara de Diputados para informar de la marcha del Gobierno. Es una de las funciones más importantes en virtud del rol gravitante que la misma ley fundamental del país le otorga a este funcionario. No siempre se ha respetado la regularidad de comparecencia que se le exige.
De llevarse a cabo las iniciativas que espera concretar la nueva administración nacional en cuanto a la reforma del Estado, la presencia de Posse periódicamente en el Congreso motivará en más de una ocasión intercambios siempre necesarios y enriquecedores mientras se realicen en el marco de la discusión política que necesitan las instituciones del país.