Es importante señalar que después de un tiempo bastante extenso la gran institución bibliotecaria de Mendoza vuelve a tener director, designación que recayó en Pablo Di Bartolo, técnico superior en Gestión Sociocultural, quien anteriormente se desempeñó en la biblioteca-mediateca Manuel Belgrano de Godoy Cruz, entidad de la que también había surgido la anterior titular de la San Martín, Marta Babillón.
Es realmente un valioso paso que el complejo de la Alameda recupere el cargo de director, situación que permitirá encarar con mejores posibilidades los diversos problemas que implica el desenvolvimiento de una biblioteca como la San Martín, con muchas secciones, un formidable acervo bibliográfico y de hemeroteca, que permite al público en general, estudiantes e investigadores de las más diversas disciplinas consultar diarios y revistas de todas las épocas.
Sin embargo, surge un escollo en el comienzo de gestión del flamante titular y es la preocupante realidad de la reducción de personal del organismo, que obligará a la sede de Remedios Escalada de San Martín 1843 a abrir sus puertas solamente de mañana, por lo menos hasta el mes de mayo, en el que se promete cubrir las necesarias asignaciones de empleados y atender en el horario vespertino, imprescindible para muchas personas que trabajan de mañana.
Ese aspecto, el de la falta de personal, debe ser atendido urgentemente por la Secretaría de Cultura, repartición de la que dependen funcionalmente la casa de los libros.
Debe advertirse que el personal actual y aquél que estuvo a cargo transitoriamente de la institución durante más de dos años, cumplió y cumple sus funciones con probada capacidad y entrega, satisfaciendo los requerimientos de los usuarios.
Una biblioteca de las dimensiones del complejo de la Alameda necesita un número adecuado de trabajadores que puedan asistir a todas las demandas de un público muy heterogéneo, que comprende a alumnos de los ciclos primario y secundario a investigadores superiores del Conicet o de las universidades del medio, además de escritores, poetas, periodistas y representantes del arte.
Otra alternativa que se pretende recuperar es el desarrollo de actividades culturales, un clásico de la noble y prestigiosa entidad, como las reuniones literarias, presentación de libros, la proyección de películas y la celebración de jornadas afines a los libros, como el Día del Poeta Mendocino.
Asimismo, se destacan las visitas guiadas de escuelas y actividades de extensión en sus diferentes salas, y, reiteramos, la trascendencia de su riquísima hemeroteca.
Para la historiadora y titular del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (Incihusa), Beatriz Bragoni, la biblioteca “es un orgullo y prueba de ello es la variedad de público que se acerca a diario, estudiantes con sus computadoras, alumnos de distintas instituciones y mucha gente adulta a leer el diario”.
El mantenimiento es otro tema a tener en cuenta. El Gobierno provincial, pese a sus innegables dificultades económico-financieras, deberá hacer todos los esfuerzos necesarios para sostener y reparar periódicamente un edificio de grandes dimensiones, con muchos años de uso y que sufre el paso del tiempo y la utilización intensiva de sus instalaciones.
El mantenimiento del edificio es clave, en especial en el área de sus sanitarios, que frecuentemente tienen que ser clausurados por fallas o roturas.
Estamos frente a una institución bicentenaria que forma parte imprescindible del quehacer civil, científico, social, educativo y político de nuestra Provincia, que debe ser protegida y apuntalada frente a cualquier contingencia.
