Los Andes, fiel a su tradición de ejercer la defensa de los valiosos patrimonios que posee la provincia, insiste en esta ocasión con la necesidad de proceder a efectuar los arreglos que está demandando la Basílica de San Francisco en avenida España 1418, esquina Necochea.
Los desperfectos en paredes y las filtraciones de agua de lluvia en el techo son alarmantes y conforme pasa el tiempo, suponemos que se agravaran los deterioros.
No sabemos si por el estado gravoso de situación de la infraestructura, el Estado nacional y provincial, junto con el municipal y los administradores de la orden franciscana, deberían realizar algún tipo de alianza que tradujera en un proyecto de reparación integral del edificio.
La basílica, perteneciente a la orden franciscana, es el templo más antiguo de los que se edificaron en la Ciudad Nueva, después de terremoto de 1861.
El arquitecto belga Urbano Barbier proyectó la fachada principal de la iglesia, tomando como modelo la iglesia de la Trinidad de París.
Uno de los espacios relevantes de San Francisco es el camarín de la Virgen de Nuestra Señora del Carmen de Cuyo, patrona y generala del Ejército de los Andes.
El camarín está situado sobre el altar mayor y en él puede apreciarse, entre otros objetos, el bastón de mando que empuñara en la campaña libertadora el general San Martín y que el militar le donara al regresar de la cruzada por Chile y Perú.
La importancia del edificio se agranda mucho más por ser el lugar donde descansan los restos de la hija, el yerno y la nieta del libertador, ya que las tumbas de Mercedes Tomasa de San Martín, Mariano Balcarce y María Mercedes Balcarce, fueron traídas a Mendoza desde Francia en 1951 y ubicadas en la nave sur de San Francisco.
Por sus características arquitectónicas y las condiciones ya narradas, todo el conjunto es Monumento Histórico Nacional, desde el decreto N° 528 del 30 de junio de 1938.
Las filtraciones de agua por los techos en jornadas de lluvia son muy importantes con todo lo que ello provoca para la estructura general, lo que demandaría un estudio exhaustivo de la cubierta superior, y la ejecución de un trabajo, que reconocemos delicado y riesgoso debido a la elevada altura de los techos. No obstante, esa condición, hay en Mendoza empresas con capacidad operativa para realizar esa tarea.
Por otra parte, el registro fotográfico que hizo el fotógrafo de Los Andes, Ignacio Blanco, revela otros deterioros del edificio, fundamentalmente por la falta de mantenimiento periódico.
En el interior del gran templo se observan varios problemas más. Además del techo dañado, se puede observar pintura descascarada, humedad y cielorrasos en muy mal estado.
En 2014 el municipio de Capital, en acertada medida, otorgó un subsidio para reparaciones, pero este esfuerzo resultó insuficiente para restaurar completamente la basílica, que requiere una inversión mayor para su preservación como bien patrimonial de elevada condición.
En cuanto a la estructura del templo, la Basílica de San Francisco está conformada por una planta basilical de tres naves, construida en ladrillos, con muros de 0,90 centímetros de espesor. En su interior, se encuentran 12 pilares con columnas corintias adosadas que separan las naves.
El techo a dos aguas, sostenido por cabreadas, y el cielorraso abovedado completan la arquitectura imponente de este monumento histórico.
En suma, hay que intentar hacer algo y pronto con la imponente basílica. Los mendocinos tenemos ganados pergaminos en sostener y preservar nuestros bienes arquitectónicos y no podemos perder la batalla del buen cuidado del legendario templo, hito sanmartiniano de primera magnitud.