El consenso político siempre es necesario para que un gobierno desarrolle en un contexto institucional adecuado los mecanismos de su gestión. El actual escenario es bastante demostrativo al respecto: la administración libertaria logró avanzar con sus propuestas estratégicas con los apoyos necesarios desde las bancas, aunque debiendo negociar muchos de sus contenidos.
Pese a ello, a un año ya de gestión presidencial se advierte la necesidad de que las fuerzas partidarias que apoyan al gobierno nacional tracen alianzas más claras, que, incluso, sobrepasen el juego de negociaciones habituales que se presentan en el Congreso Nacional.
Por otra parte, y en esa misma línea, es pertinente que los anuncios y desafíos que plantea periódicamente el Presidente en declaraciones que formula a determinados medios periodísticos se transformen en realidad, puesto que muchas veces los dichos del titular del Poder Ejecutivo, casi siempre enfáticos y cargados de desafíos, en los hechos se tornan contradictorios con distintas medidas que aquel ímpetu presidencial puso en escena.
Justamente, el jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, fue el que anticipó que el Gobierno convocaría a sesiones extraordinarias del Congreso en estos meses de verano con el propósito de tratar varios temas de su interés, especialmente la denominada ficha limpia y, en el marco de una reforma electoral, la lisa y llana eliminación de las PASO, elecciones primarias. También las vacantes en la Corte Suprema de Justicia. El Presidente firmó el decreto de convocatoria el viernes a última hora.
Según el mencionado funcionario, el oficialismo convocará en breve a legisladores de Pro y UCR, principalmente, para conversar sobre los apoyos que necesita el espacio libertario para aprobar dichos temas. Y puntualizó Francos que el momento político es propicio “para trabajar en conjunto y llevar adelante leyes que tenemos pendientes”.
La postura del funcionario del gobierno nacional es, a priori, acertada. Prioriza la búsqueda de entendimientos entre sectores que dialogan con el Gobierno y prefiere posponer especulaciones de tipo electoral, que incluso surgieron por boca del propio presidente de la Nación en los últimos días.
Más allá de los acuerdos que puedan tejer en lo electoral el oficialismo y los sectores “amigables” de la oposición, lo más pertinente consistiría en que el Gobierno y los partidos que han acompañado sus principales propuestas hasta ahora conformen una alianza o coalición que permita asegurar un abordaje unificado de los asuntos más relevantes que necesite la administración libertaria.
En más de una oportunidad los representantes de los sectores aliados en los temas estratégicos del Gobierno han expresado su total acuerdo con los aspectos referidos a la reducción del gasto por parte del Estado, el equilibrio fiscal y la eliminación de la majestuosa e improductiva estructura de muchos organismos públicos, potenciando la mayoría de las veces los déficits estructurales que padece desde hace muchos años la Argentina.
Para dicho logro también es fundamental que haya mayor coherencia de parte del Poder Ejecutivo, de modo de que lo que se expresa públicamente, como decíamos antes, con el énfasis que caracteriza al presidente Milei se vea reflejado luego en decisiones que inviten a los políticos adherentes a acompañar con gusto y convicción.
