Al salvataje de los clubes barriales

Es necesario hacer los máximos esfuerzos para tratar de rescatar del abandono y la desaparición a los clubes de barrio y distritales. Son un elemento gravitante para contener a miles de niños y jóvenes, que recurren a esas entidades, y que lo volverán a hacer cuando pase la pandemia.

Es necesario hacer los máximos esfuerzos para tratar de rescatar del abandono y la desaparición a los clubes de barrio y distritales. / Claudio Gutiérrez
Es necesario hacer los máximos esfuerzos para tratar de rescatar del abandono y la desaparición a los clubes de barrio y distritales. / Claudio Gutiérrez

Una de las principales prioridades que tenemos como sociedad es que los niños y jóvenes vuelvan a las aulas, a clases presenciales. Miles de familias esperan que la educación retome, dentro de las posibilidades y con los requerimientos sanitarios necesarios, a su forma más tradicional y eficiente, que es en el ambiente escolar, en colegios y universidades.

Podemos destrabar o no los factores económicos de la producción y el empleo, arreglar de mejor o peor manera con el gran acreedor mundial que es el FMI e iniciar el ansiado crecimiento, pero nada de todo eso servirá si nuestras camadas juveniles no se instruyen convenientemente.

Admitida esa premisa esencial pasaremos revista a otro factor de contención y desarrollo de los chicos: los clubes de barrios y de los distritos, la mayoría de ellos con sus puertas cerradas con candados y sus instalaciones en plena decrepitud, cayendo en el olvido, o perdiendo para siempre los inmuebles por la conversión de esos a otros destinos más rentables.

Son muy conocidas estas entidades en la geografía mendocina, o lo eran, porque algunos no podrán salir ya de su postración y la desaparición es irreversible. Sin embargo, pese a la destrucción que provocó la pandemia en curso sobre este escenario de clubes, muchos han conservado sus sedes que, aunque decrépitas en muchos casos, el esfuerzo de manos solidarias podría volver poner en movimiento la actividad.

Los Andes planteó el caso recientemente en una nota de la sección Deportes (sábado, 26/9/20), titulada “Los clubes locales, unidos en una petición de auxilio”.

Siempre que fuera posible brindar auxilio a un gran número de instituciones del medio, y no sólo a las del fútbol, sería interesante poner en movimiento los mecanismos para recuperar y encaminar el mayor número de estas entidades, hoy en curso de desaparición.

Como señalara el periodista deportivo Diego Bautista, todavía se puede hacer algo para salvar a las entidades que aún no sucumbieron.

El salvataje puede llegar imitando lo ocurrido en la provincia de Buenos Aires, donde el mes pasado su Legislatura sancionó la Ley de Asociaciones Civiles y Mutuales, que contempla la tarifa cero en los servicios que abonen esas estructuras por el tiempo que dure la emergencia sanitaria que nos afecta y eximiría de las deudas generadas durante el mismo lapso. No es la panacea total, pero es un impulso inicial, un principio de solución.

Basándose en la experiencia bonaerense, más de cien entidades locales se unieron en una iniciativa que será impulsada por la diputada provincial Daniela García (UCR), que también contará con el apoyo del legislador Duilio Pezzutti (FdeT).

De aprobarse esta norma, será posible que muchos clubes de bajos recursos tengan acceso a una tarifa cero en las prestaciones de agua, gas, electricidad, internet y telefonía y que se apliquen cancelaciones por consumo real al resto, mientras dure la emergencia sanitaria provincial.

En síntesis, no será la panacea, pero es un punto de partida, el inicio de una esperanza.

También se podrá explorar si aporta a la solución del problema una iniciativa que se aprobó hace cinco años y que fue trabajada por el ex legislador Gustavo Arenas y por la cual se brindaba ayuda a los clubes de barrio.

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