Aunque todavía se observa que el conjunto que conocemos como solar histórico Molino Orfila, en el departamento de Junín, está cerrado y en una situación grave en lo referido a su infraestructura edilicia, se puede decir que ha comenzado un proceso que podría significar la vuelta a la vida de este valioso patrimonio.
No hace muchos años, los diversos componentes de la segunda propiedad que el general José de San Martín adquirió en la Zona Este, para levantar allí el primer molino harinero de la zona, se podían visitar y eran una contribución a la consolidación de la memoria histórica y un excelente atractivo para el turismo regional.
En 1905, la tradicional familia Orfila erigió en torno a él su histórica bodega. La añeja construcción había sido rescatada y acondicionada para que los visitantes pudieran recorrer sus galerías y visitar el complejo edilicio de arquitectura típicamente colonial con los techos de caña y barro, muros de adobe y pisos de ladrillos. Además, eran bellísimos algunos de sus componentes, como balcones con ventanas y rejas de hierro, carpintería y baldosas típicamente criollas.
El Solar Histórico fue acondicionado y restaurado para que los turistas pudieran visitar todas las instalaciones, las galerías, el patio central y la sala de cata de vinos y probar y llevarse productos artesanales locales.
Pero esa etapa pasó y ahora, como hemos señalado, todo el conjunto, ubicado al lado del muy visitado santuario de San Cayetano, se fue deteriorando, se malograron partes integrantes del conjunto y el camino del deterioro se hizo irreversible. La desaparición del bien se convirtió en una amenaza posible.
Afortunadamente, se procedió a la expropiación del inmueble y la Municipalidad de Junín tomó la posesión del bien y ha iniciado la puesta en valor del complejo con la meta de hacer un museo del sitio y, en un futuro mediato, recuperar las visitas turísticas y de las escuelas, algo que obviamente ya no se puede hacer. Restaurar y conservar el inmueble histórico es el plan municipal que ha comenzado a ejecutarse.
Un aspecto que inicialmente debe valorarse es que el plan de recuperación del sitio ha sido confiado a la arquitecta Adriana Saua, especialista en patrimonio y construcción en adobe en quincha, formada con maestros de la especialidad como son los arquitectos Pedro Canepuccia y Esteban Fernández.
Tras la identificación de las patologías de los edificios y sus causas, la estrategia municipal es estabilizar la estructura de los inmuebles, liberar elementos que pongan en riesgo las construcciones, proteger los elementos y materiales, identificar patologías y eliminar o reducir sus causas.
Una parte importante del programa es la recuperación de la casona que, como se ha explicado, data de 1818, priorizando las intervenciones de tipo estructural y, en segundo grado, las de naturaleza estética y funcionales.
Además de las propias capacidades de la comuna juninense, que son sus departamentos de Cultura y de Obras Públicas, más el asesoramiento de la profesional citada, no estaría mal integrar en este proceso de recuperación a voces de la comunidad, como podría ser la perseverante ONG Recuperadores de Historia y Patrimonio Cultural, que puede hacer aportes valiosos.