El público local absorbe y soporta estoicamente actos de barbarie como el realizado hace pocos días por energúmenos que dicen ser simpatizantes de Godoy Cruz, quienes causaron destrozos en parte de las instalaciones del estadio Malvinas Argentina, donde el club bodeguero juega de local.
Por si eso no fuera demasiado por las mismas horas, el fútbol mendocino convivió además con un episodio grave, que tuvo a chicos como espectadores involuntarios del accionar irresponsable de mayores.
Nos referimos a la agresión a un árbitro y un juez de línea en un partido de divisiones inferiores que disputaban el Club Atlético Palmira y Fray Luis Beltrán por la Liga Mendocina, en la cancha del segundo.
En imágenes de un video tomado por un espectador se aprecia como los entrenadores del “Jarillero” intentan acercarse a los jueces para increparlos, pero antes de llegar al vestuario aparece una persona vestida de negro que aplica un golpe en la nuca a uno de los jueces de línea. El asistente cae el piso, mientras una de las personas de seguridad privada (no había policías) intentaba separarlo, pero no conforme con eso atacó al árbitro, quien anteriormente había sido golpeado por uno de los entrenadores con un cabezazo.
Todo lo narrado sucedió durante un partido de décima división del fútbol mendocino.
Bochornoso por donde se lo mire y más porque inclusive algunos pibes de Palmira intentaron frenar a los adultos que estaban cometiendo las agresiones, cuando deberían brindar un modelo de conducta hacia quienes son sus dirigidos y protegidos.
Se han tomado diversas medidas para castigar a los autores de este despropósito en una cancha donde jugaban muchachitos no mayores a los 12 o 13 años, pero no sabemos si las sanciones alcanzarán a desalentar la repetición de casos de esta naturaleza.
Las autoridades deben ser muy severos con los responsables de los episodios narrados, de manera que se entienda que el único recurso aplicable, ante un presunto mal desempeño de la terna de árbitros, deberá ser la apelación ante los tribunales de disciplina.
De no adoptarse decisiones inflexibles y ejemplarizadoras, la violencia en los campos de juego persistirá, precisamente en días en que el fútbol mayor, el de Primera División, aportó una cuota más de locura en el Estadio Malvinas Argentina, como hemos descripto.
Con respecto a lo ocurrido en Fray Luis Beltrán, en primer lugar, es acertado que el club Palmira haya repudiado lo sucedido y separado de sus funciones a los responsables del bochorno suceso.
Los agresores serán incorporados al programa Tribuna Segura, que implementa controles poblaciones sobre individuos con restricciones de acceso a estadios y pedidos de captura individualizados a través de su número nacional de identidad.
También deben reflexionar y mucho, los padres de la división infantil jarillera, quienes habían concurrido a la cancha de Beltrán a alentar a los noveles jugadores. Estos asistentes tuvieron un proceder inadecuado desde la tribuna, profiriendo insultos y amenazas a los encargados de dirigir el encuentro, y de esa forma contribuyeron a “ensuciar” el espectáculo. Por esos agravios desde las gradas, el referí suspendió el partido minutos antes del plazo estipulado.
Padres y familiares de principiantes en el deporte deben reflexionar y buscar una posible solución para que el futuro de sus hijos y sobrinos sea una parte maravillosa de sus vidas, como la armonía en el hogar y el progreso en los estudios. Si no pueden cumplir con esas premisas, sería conveniente que no concurrieran más a las canchas.