Pese a todas las dificultades actuales, más acentuadas en general entre los sectores juveniles, sorprende gratamente que muchachos y chicas de la zona del secano de Lavalle y de otros departamentos alejados estén cursando carreras universitarias y que otros hayan ya logrado la graduación.
Realidad la descripta que fue plasmada en un libro titulado “Memorias de lucha y resistencia por el territorio ancestral en clave generacional. Voces de juventudes huarpes”, editado por el Grupo Editor Universitario, de Buenos Aires, en las versiones papel y digital.
Un plantel de jóvenes, hombres y mujeres de zonas alejadas, con edades en general comprendidas entre los 24 y los 35 años, algunos de ellos egresados y otros todavía estudiando, se unieron para dar a conocer sus vivencias, expectativas y aspiraciones, materializando una producción que compiló la doctora Carla Daniela Rosales (46), asistente social y doctora en estudios Sociales Agrarios de la Universidad Nacional de Córdoba.
Los jóvenes no sólo abordaron sus luchas y empeños orientados a estudiar, sino que también se explayaron en las reivindicaciones sobre el suelo que habitan y que dicen pertenece a las familias de origen huarpe.
Resulta significativo el capítulo V, “Somos hijos de huarpes y hemos tenido la posibilidad de estudiar en la Universidad Nacional de Cuyo”.
Participaron en el trabajo Verónica Jofré, de La Asunción, Melina Ocaña, de El Retiro, estudiante de Ciencias de la Educación; Danilo Guaquinchay, de El Forzudo, próximo a graduarse como licenciado en Trabajo Social; Horacio Mayorga (37), de San José, profesor de Historia; Noelia Mansilla, de San Miguel, maestra universitaria de enseñanza primaria; Noelia Guaquinchay (34), de El Retamo, maestra universitaria; Gabriel Guiñe, Las Catitas, productor caprino y agente de salud, y Cristian Bustos (46) empleado del Registro Civil de Costa de Araujo.
En muchas páginas, los participantes del emprendimiento editorial se refieren al objetivo de lograr el reconocimiento legal del Estado y poder presentar demandas sobre las tierras que reclaman, procurando fijar un posicionamiento entre las 11 comunidades rurales que habitan el secano.
Asimismo, hacen mención a la falta de agua en esa parte de la provincia: “El problema del agua, es similar al de la tenencia de la tierra”, dice uno de los narradores en el libro.
El Capítulo V se ocupa de un tema trascendente que es el que queremos rescatar en esta editorial más allá de los debates sobre posesión del suelo: poder estudiar en la universidad no obstante habitar zonas del desierto o cercanas a él, luego de cursar en las esforzadas y meritorias escuelas secundarias de la región.
En síntesis, un testimonio muy valioso sobre como jóvenes de origen huarpe, con mucha voluntad y tesón, han sorteado distintas dificultades y realizaron carreras universitarias o están en vía de concretarlas.
En este cuadro de situación y para que aumente la matrícula en los claustros universitarios de jóvenes que habitan el interior provincial, es necesario que se mantengan y, por qué no, que se incrementen las becas de residencia, sin las cuales los habitantes de puntos alejados del interior provincial no pueden acceder a la posibilidad de cursar en las distintas carreras que las universidades tienen como oferta de graduación.
