A 20 años del 11S, nuevos interrogantes y temores

Luego de dos décadas, este especial aniversario del ataque a las Torres Gemelas encuentra a Estados Unidos pagando un nuevo costo: el de una retirada polémica que le devolvió el poder al Talibán.

A 20 años del 11S, nuevos interrogantes y temores
El mundo anhela, y exige, que los esfuerzos realizados durante dos décadas para civilizar y pacificar zonas dominada por la violencia ideológica no hayan resultado en vano.

Se cumplen hoy 20 años del espectacular ataque terrorista de Al Qaeda a Estados Unidos. Un emblema de Nueva York, las denominadas Torres Gemelas, cayeron rápidamente tras el impacto de dos aviones comerciales tomados por terroristas. El edificio del Pentágono, en Washington, también fue dañado en parte, mientras que otro ataque no llegó a perpetrarse por la heroica resistencia de los pasajeros.

Fue la del 11 de setiembre de 2001 una jornada que dividió a la historia contemporánea. Bisagra entre centurias. El inicio de un siglo XXI que, con este brutal suceso, pareció demostrar que la tremenda destrucción bélica del XX no sería un mal recuerdo superado por la humanidad. A partir de entonces ya no se habló de enfrentamientos contra países, sino contra el extremismo incentivado por creencias y grupos religiosos. El asombro en todo el mundo fue total. Las imágenes de la estrepitosa caída de las imponentes torres nunca se borrarán.

Estados Unidos rápidamente encaró una respuesta al nuevo enemigo. Sus autoridades aumentaron en forma considerable el presupuesto de defensa. Y encararon una guerra directa contra el terrorismo. La estrategia de la seguridad preventiva se impuso desde la Casa Blanca y con ello Afganistán e Irak quedaron en la mira como los responsables de cobijar a los grandes mentores del ataque perpetrado en Nueva York. En poco tiempo los talibanes y Saddam Hussein fueron desalojados del poder.

Luego de 20 años, este especial aniversario del ataque encuentra a Estados Unidos pagando un nuevo costo: el de una retirada polémica que le devolvió el poder al Talibán. Dos décadas de excesivos gastos en tierras afganas sin el anhelado objetivo de consolidar la libertad y la democracia en esos lejanos territorios.

Según los analistas, es discutible el argumento de las actuales autoridades estadounidenses sobre la supuesta falta de voluntad en la lucha por parte de las fuerzas militares regulares de Afganistán. Las Fuerzas Armadas de ese país fueron, claramente, las que más vidas sacrificaron en combate con la insurgencia en las dos décadas de intento por imponer la libertad. Cayeron muchísimos más afganos que soldados estadounidenses o de sus aliados.

La reciente derrota de las fuerzas militares afganas ante el Talibán obedece, en gran medida, a la constante disminución del apoyo logístico que Estados Unidos les brindaba. Por lo tanto, de nada sirvió el aporte de equipamiento militar que se hizo desde Washington para dotar de los mejores elementos posibles a los militares afganos. Como dato doloroso, todo quedó en manos de las fuerzas del Talibán.

De ahora en más las perspectivas geopolíticas en aquella región son inciertas. La influencia norteamericana que se había impuesto a partir de las acciones iniciadas hace 20 años disminuirá sustancialmente.

Todo lleva a pensar que el extremismo islámico tendrá una nueva oportunidad para ajustar sus estrategias a partir de la retirada estadounidense. Y, dicen los especialistas, China tendrá la oportunidad de acentuar su influencia en aquella zona alentada por su enfrentamiento comercial con Estados Unidos.

El mundo anhela, y exige, que los esfuerzos realizados durante dos décadas para civilizar y pacificar zonas dominada por la violencia ideológica no hayan resultado en vano.

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