Aunque hay muchos temas acuciantes en el devenir diario de los mendocinos, por otro lado también hay necesidad de mantener los valores patrimoniales de una capital como la nuestra y de la provincia entera.
Lo que tiene el territorio y de manera especial la ciudad en materia de edificios, monumentos y lugares es tan importante y especial que no se puede mirar para otro lado y descuidar esos bienes.
Días pasados, el Gobierno federal otorgó rango de Monumentos Históricos Nacionales a cuatro edificios: tres públicos y uno privado, proyectados y construidos entre las décadas del '30 y del '50.
Se trata de obras ideadas por los hermanos Manuel y Arturo Civit, y son el Edificio Gómez (San Martín y Garibaldi -estuvo a cargo solamente de Manuel-), el antiguo edificio de Playas Serranas (en el Parque General San Martín, donde hoy funciona el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Juan Cornelio Moyano) y las escuelas provinciales Daniel Videla Correas (Ciudad) y Justo José de Urquiza (Maipú).
Con estos cuatro inmuebles, ya suman 43 las construcciones mendocinas que cuentan con la declaración de MHN, al tiempo que la totalidad de bienes con alguna protección patrimonial en la provincia ascienden a 463.
Los especialistas de la Dirección de Patrimonio Cultural local explicaron que la declaración implica un reconocimiento de la excelente arquitectura de Mendoza y establece además que todas las intervenciones a futuro que se hagan en esas edificaciones deben contar con un determinado criterio de preservación, además de la autorización de un arquitecto especializado en patrimonio.
Por otra parte, este amparo dispuesto por la Nación impide que se hagan demoliciones o cambios de fachada que afecten el estilo de los inmuebles mencionados.
En la práctica no cambia demasiado la situación con la declaración lograda, aunque lo que trasciende o se consolida es el reconocimiento popular que tienen estas construcciones y, de esa forma, que sean percibidas de manera más comprometida por los habitantes que, de todos modos, ya las tenían en consideración.
Lo que ahora se aprecia como necesario es que haya acciones complementarias para apuntalar la decisión del Ejecutivo nacional. Por ejemplo, en el caso de los inmuebles provinciales sería interesante que se dispusiera de partidas para la conservación y mantenimiento de los bienes amparados por la medida, que deberían provenir de las áreas de Cultura e Infraestructura. Y para que surjan de esos organismos, cada año deberían estar previstas partidas presupuestarias para atender a los edificios seleccionados.
El problema es que no son sólo estos 4 inmuebles del decreto presidencial los que hay que preservar, sino que hay en total 43 propiedades que están en la misma condición. Luego tenemos con los mismos derechos propiedades protegidas por la provincia y los municipios.
De hecho, los establecimientos educativos -Videla Correas y Urquiza- disponen de una atención por áreas específicas de la Dirección de Escuelas, y con Playas Serranas pasa lo mismo por pertenecer al gobierno.
En el caso del primer rascacielos de Mendoza, el edificio Gómez, diseñado por Manuel Civit, y que data de 1953, la situación es distinta porque se trata de un dominio particular. Concebido a semejanza de las torres neoyorquinas (hay una en el condado de Brooklyn muy parecida, tal vez un poco más alta), sus titulares podrían ser favorecidos con desgravaciones impositivas, cuyos montos podrían ser derivados a poner en valor y reparar edificios que por su antigüedad sufren el paso del tiempo.