Los principales edificios e instalaciones patrimoniales de Mendoza, que son muchos, sienten el agobio del paso del tiempo y, en muchos casos, la falta de mantenimiento adecuado por parte de sus responsables públicos.
Nos vamos a referir a algunos, los principales, porque el índice o catálogo de esa colección arquitectónica de finales de siglo XIX y comienzos del XX, es amplia, variada y rica en testimonios. Si están cerrados, no se pueden visitar o sufren clausuras parciales, la situación se asemeja a un barco que empieza a hundirse. Dicho de otra forma, hay riesgos de que se pierdan esenciales conexiones con el pasado de nuestra provincia y las nuevas generaciones las conozcan a través de libros o relatos orales o periodísticos.
Es la situación del Espacio Contemporáneo de Arte (ECA, en Gutiérrez y 9 de Julio), cuya entrada principal está clausurada hace semanas, tras el temblor del 16 de setiembre. Meses antes, 2 salas del Archivo General de la Provincia (Belgrano y Sargento Cabral), la "Vendimia" y la "Sanmartiniana", se cerraron por seguridad ante la presencia de rajaduras en las paredes. Oficialmente se ha reconocido que falta un proyecto integral de intervención de esta sede, que conserva un enorme patrimonio documental en papel de la provincia.
El otro caso que preocupa a la comunidad es el prolongado cierre, a partir de 2014, del Museo Provincial de Bellas Artes "Emiliano Guiñazú" Casa de Fader, cuya estructura quedó debilitada tras los últimos sismos y obligó a la clausura total del inmueble. Turistas del extranjero que vienen a hacer la visita a esa casona no ocultan su desazón por no poder apreciar el acervo artístico allí depositado.
También están "tocados" por signos de decadencia los bellísimos edificios de los ministerios de Cultura (ex Banco Hipotecario) y de Turismo (ex Jockey Club).
No podemos negar que en algunas ocasiones el Ministerio de Cultura provincial ha intentado acciones reparatorias sobre estos complejos edilicios de alto valor cultural e histórico, pero no han alcanzado, y será obligación de la próxima administración subsanar lo que no se ha hecho, a través de un plan programado y sostenido por partidas presupuestarias. De otra forma serán parches, y el problema de fondo seguirá subsistiendo.
Lo negativo está expuesto, aunque más no sea en forma parcial. Y los días y meses por venir son tiempo de descuento para trabajar a fondo en el salvataje de estas joyas de la arquitectura.
Como saldo positivo puede exhibirse la recuperación de la antigua escuela Mitre, convertida en Museo de la Educación. Estuvo a punto de ser demolida tras inspecciones realizadas por la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza y felizmente pudo salvarse. En la misma variante se coloca el acondicionamiento del Museo Cornelio Moyano, de Ciencias Naturales y Antropológicas (pese a que se demoró un tiempo desproporcionado en su adecuación, durante el cual no estuvo disponible al público) y el inicio de la restauración de la mansión Stoppel, de la avenida Emilio Civit.
Pero algunos intentos parciales no subsanan la falta de una política cultural integral del patrimonio que hace mucho tiempo que viene brillando por su ausencia, justo dentro de una provincia que frente a las catástrofes naturales debe bregar permanente por mantener el pie los recuerdos históricos para darle identidad local a la cultura y educación de nuestro pueblo.
