El arte en pandemia es un servicio esencial

Una mirada reflexiva de una acción constante desde abril. Un socorrismo virtual para sostener mentes y espíritus de las mendocinas y mendocinos que se resguardan en sus casas para no enfermarse. La innovación aplicada como política de la UNCUYO, ensamblada a la solidaridad de sus artistas.

El arte en pandemia es un servicio esencial

La pandemia de coronavirus inunda cualquier espacio de las actividades humanas y es necesario adecuar nuestras acciones básicas y esenciales a las condiciones que imponen las reglas de bioseguridad. Esto, dicho y escrito, parece una letanía a favor de frenar la propagación de la enfermedad, y lo es.

Nos dimos cuenta que “el arte en pandemia es un servicio esencial”, de ahí el título de esta nota donde intentamos ponernos en el lugar del otro o la otra. Vivimos en crisis sanitaria, sumada a la crisis socioeconómica que ya veníamos sobrellevando en nuestra propia mochila argentina.

“El aislamiento fue nuestra vacuna”, dijo la ministra de Salud Ana Nadal el 8 de junio, cuando se anunció la nueva etapa del distanciamiento social. Fue ratificado por el gobernador Rodolfo Suarez nueve días después de que la tasa de contagio brincara a 62 casos en un solo día, lo que hizo que el mandatario pidiera a la población que se aísle voluntariamente.

Ese paisaje nos cerca y hay quienes han asumido la tarea de contenernos desde la vida interior. Se han encargado de cuidar mentes y espíritus agotados de los que estamos aislados o circulamos cuidando la salud propia y la colectiva.

Desde la Universidad pública se ha entendido esto y se busca dinamizar los aportes desde lo científico y lo tecnológico. Este es el concepto: “La innovación no pasa únicamente por la ciencia dura, sino también por el arte”.

Compartimos un ejemplo de esta función esencial, que se asume en este caso desde el Coro de Cámara de la UNCUYO que conduce el director y compositor Fernando Ballesteros.

Recuerda el músico que, en 2014, cuando los organismos artísticos universitarios pasaron a la Nave Universitaria (predio actual), desde el Coro de Cámara pidieron un equipamiento digital para nuevas formas de trabajo, ensayos y producción, y esto quedó postergado. El ejercicio memorioso de Ballesteros es de repaso para concluir que uno de los principios básicos del arte es la “creatividad”, que está condicionada por los recursos.

En oportunidad de la pandemia y sin asistencia a los lugares habituales de actividad, cambiaron radicalmente la modalidad de trabajo y aceleraron la búsqueda de nuevas posibilidades teniendo los siguientes objetivos, enumera el músico:

1. Sostener la presencia de los organismos artísticos en el medio.

2. Desarrollar audios y videos didácticos culturales.

3. Lograr productos breves, de uno a dos minutos.

Para llegar a esto, Ballesteros pensó coralmente para que las voces se vieran y se escucharan. “En concreto, tuvimos que aprender el manejo de nuevos recursos aceleradamente. En principio (como hasta el día de hoy), con los recursos con los que cuenta cada integrante del Coro: teléfonos celulares de diversas calidades y el empleo de PC, que no todos poseen. A esto se suma la buena voluntad de algunos integrantes: Javier Ibáñez en el armado y compaginación de los audios (todos enviados desde cada casa por e-mail); Cristian Ojeda, que se perfeccionó en la compaginación de videos; Víctor Armendáriz en algunas producciones y, de mi parte, el armado digital MIDI de cada voz y piano de las matrices a grabar. Es un trabajo profesional de todos los integrantes bastante complejo, cuyos logros nos han dado una gran satisfacción de conjunto”, detalló Ballesteros.

En ese recorrido de los productos, se destacan los ensambles que conforman una pieza preciosa que es la versión de la canción/himno “Tonada de Otoño”, de Jorge Sosa y Damián Sánchez, ejecutada por la Orquesta Sinfónica, el Coro de Cámara y bailarinas y bailarines clásicos de la UNCUYO. 

Conjunción humana: innovación y solidaridad

Lo que va quedando claro es que la actitud solidaria de los artistas y las articulaciones funcionales de los organismos artísticos se ensamblan para hacer llegar los productos. Por eso, Ballesteros insiste con que “el arte es creatividad” y que esto abarca también al condicionamiento del mismo arte. Puntualiza esto porque “a otros organismos artísticos de la UNCUYO les ha sido difícil y casi imposible su realización”. Así decanta ese ingrediente para terminar la ofrenda artística, para que el Coro haya logrado saltar la barrera de la distancia y el aislamiento, tomando como rampa la solidaridad de sus integrantes, armados con las herramientas tecnológicas e innovadoras. Por eso ratifica: “Nuestra acción ha tenido un carácter solidario de hacer presencia artística en el medio”.

Esta historia reciente y en curso ya mostró en las plataformas universitarias, tanto en las redes sociales como en Señal U (TDA), producciones como jingles didácticos o la Cantata Belgrano, una nueva obra integral de tres partes por el Año Belgraniano; también, los festejos patrios para el 25 de Mayo y el 9 de Julio, y la Muestra Coral del Renacimiento y Barroco, según una idea de la coreuta Érica Modica. En total, ya son 25 productos que se han logrado desde que en abril, en plena cuarentena, se dio a conocer el primer producto educativo.

Por todo esto es que los usuarios y espectadores que se encuentran en aislamiento sienten el abrigo del arte en medio de la frialdad de muchas soledades en este tiempo pandémico. Gracias por este revalorado “servicio esencial”.

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