Aunque hoy están iluminadas por bares, restó y negocios, perderse en las callecitas de Praia do Forte permite, al viajero curioso, apreciar la esencia las costumbres bahianas. Bajo la luz de la luna, los puestos de agua de coco, los vendedores de sombreros (con una altísima pila de éstos elevando su altura), las mulatas de caderas ampulosas, los pequeños capoeristas o los ancianos jugando al dominó componen un expresivo fresco sobre el pueblo de Bahía. Son encantadores: con sus sonrisas enormes y ese andar danzado de ritmo en las venas.
La peatonal de Praia do Forte conecta, directamente, con el Proyecto Tamar, una organización no gubernamental destinada a la preservación de tortugas marinas. Fundada a orillas del mar junto a una modesta capilla del siglo XIX, Tamar se encarga, desde 1980, del estudio y conservación de las cinco especies de tortugas marinas que, desde setiembre a marzo, recalan en las costas del litoral bahiano para realizar sus procesos de desove y alimentación (cinco de las siete especies que existen en el mundo).
"El proyecto fue ideado por el investigador Marcelo Rostand y actualmente cuenta otros diez centros pedagógicos y de concientización distribuidos a lo largo y ancho del litoral bahiano", dice, con acento rioplatense, el gestor del museo abierto.
"Soy uruguayo", cuenta, y le queda el apodo. Después comparte los datos precisos: "se estima que cerca de 600 mil personas –principalmente niños- se acercan, durante el año, a visitar el museo de este programa pionero en Brasil en el que trabajamos, de manera conjunta, biólogos marinos y pescadores de la zona".
Los marineros son los encargados de cobijar en sus redes, los frágiles huevos de las 'tartarugas' durante los meses de desove; un amoroso trabajo que pueden presenciar aquellos afortunados que visitan Praia de Forte en esta época.
El resto del año, en Tamar se pueden observar distintas especies de tortugas criadas en cautiverio y entablar contacto con otros animales marinos como estrellas de mar, cangrejos, rayas y tiburones.
Claro que la nobleza de los fines pedagógicos son puestos en tela de juicio al ver los animales en pequeñísimos estanques. Se puede, además, recorrer un exótico museo, denominado 'Yelow Submarine', en el que se exhiben organismos que aún no han sido clasificados por la biología marina. Una experiencia sugestiva pero no apta para espíritus sensibles.
Ecoturismo en Praia do Forte
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